Ibarretxe le pide a Aznar menos soberbia y reitera su compromiso con el diálogo
El lehendakari Juan José Ibarretxe tiró ayer por la calle del medio. A pesar de las duras críticas que el presidente del Gobierno central, José María Aznar, lanzó el jueves tanto contra él como contra su partido, el PNV, Ibarretxe optó por reiterar su oferta de diálogo a La Moncloa. En una escueta declaración institucional que leyó en la lehendakaritza (sede del Gobierno autónomo) evitó responder con palabras gruesas a la acusación de Aznar de que el Ejecutivo vasco "sigue viviendo de la mayoría excluyente nacionalista" y de que además "se identifica con los fines de la banda aunque dice no compartir sus medios". Ni siquiera se refirió a la acusación de que "es repugnante" que el PNV "se va moviendo a medida de que la banda terrorista va matando" y de que "cuando crea que ha escampado el chaparrón del último asesinato, volverá a equiparar víctimas y verdugos y a identificar la firmeza democrática en defensa de la libertad y del marco constitucional con la persistencia criminal de ETA".Como ya es habitual en Ibarretxe, el presidente vasco sólo se permitió una recomendación: "Tenemos que ser todos más humildes y menos soberbios" Y lo argumentó: "La soberbia no es grandeza, sino hinchazón, y lo hinchado está grande pero no está sano".
Apenas una hora después de que el lehendakari pronunciara esas palabras, su oficina de prensa confirmaba que la esperada reunión entre los dos presidentes se producirá en La Moncloa el próximo día 22, a las 17 horas.
El lehendakari que acuda a esa cita va a ser diferente del que se entrevistó con el jefe del Ejecutivo central en las anteriores dos ocasiones. Ahora va a presentarse con la tarjeta de visita de haber roto ya el pacto de colaboración parlamentaria con EH, y la credencial de que su apuesta por romper cualquier acuerdo con la formación abertzale en los ayuntamientos mientras haya violencia está siendo secundada por el PNV en Vizcaya y Álava.
Aunque sea insuficiente para el PP, entre otras razones porque el lehendakari no reniega de mantener el diálogo con EH y HB y ha dicho públicamente que está dispuesto a hablar incluso con ETA para conseguir la paz, el Ibarretxe de la próxima reunión se presentará ante el presidente del Gobierno central con la confianza de que una creciente mayoría del PNV le apoya para que lidere, en detrimento de Xabier Arzalluz, el alejamiento institucional de los peneuvistas respecto de EH y HB.
En la declaración institucional Ibarretxe recordó no obstante que el objetivo del Gobierno vasco y de los partidos que lo sustentan, PNV y EA, tiene un carácter "firme y estratégico" en la búsqueda de la paz. "Nada ni nadie va a conseguir que nos desviemos del camino emprendido para lograr la normalización política definitiva en la sociedad. Y lo acabaremos consiguiendo pese a quien pese".
Seis días antes de la cumbre entre los dos políticos, el Parlamento vasco vivirá un debate que podría dar a Ibarretxe otra baza. El día 16 se votará una proposición socialista para crear una nueva mesa de diálogo entre los partidos políticos. Varios diputados del PNV y del PSE coinciden con el lehendakari en que un acuerdo de estas características supondría un "punto de inflexión" en la crispada vida política vasca. La ejecutiva de los socialistas, sin embargo, no las tiene todas consigo respecto al giro del lehendakari. Por eso le ha emplazado a que demuestre con sus actos y con el respaldo del PNV que las alianzas con EH y HB ya no son viables.
En su declaración de ayer Ibarretxe dijo: "Soy plenamente consciente de mi responsabilidad institucional como lehendakari, de que es ante la sociedad vasca ante la que debo de responder, y de lo que la sociedad vasca nos está demandando: que arreglemos esto de una vez, que nos sentemos y arreglemos esto de una vez entre todos". Y le reiteró a Aznar que su compromiso es sentar las bases de un proceso de diálogo que haga posible la paz.
Mientras la cita del día 22 no se produzca, el PP mantendrá en suspenso las relaciones con el presidente vasco y, presumiblemente, seguirá el cruce de duras palabras con la dirección del PNV. Ayer mismo, el ministro del Interior, Jaime Mayor, respondía desde Nápoles a Arzalluz, quien había considerado las palabras de Aznar cono una declaración de "guerra en toda regla". "El único que ha podido sentir el efecto de algo parecido a la guerra es Jesús María Pedrosa", dijo Mayor aludiendo a la última víctima de ETA. "Ningún dirigente político de ningún signo tenemos el derecho de poner en nuestros labios la palabra 'guerra', eso es una barbaridad", espetó.
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