Chaves reprocha a Aznar que con su acoso a los peneuvistas "tapone" su alejamiento de EH

La beligerancia de José María Aznar en su última recriminación al PNV fue considerada ayer excesiva por casi toda la oposición, sobre todo porque no contribuye, desde su punto de vista, a facilitar el giro que está emprendiendo el nacionalismo vasco alejándose de EH, sino que lo dificulta. El presidente de la Comisión Política del PSOE, Manuel Chaves, manifestó que a los socialistas no les gustan las declaraciones "que alimentan la confrontación entre el PP y el PNV", y el consejero de Gobernación de la Generalitat de Cataluña, Josep Antoni Duran Lleida, opinó que Aznar se equivoca de lenguaje.

La dura intervención institucional del presidente del Gobierno contra el PNV, en la tarde del pasado jueves, ha sido criticada de manera casi unánime por la oposición no por discrepar de sus argumentos sino de la dureza de sus expresiones, y porque la mayoría de los partidos considera más útil en este momento facilitar al PNV el abandono del Pacto de Lizarra.El presidente de la gestora que dirige en este momento el PSOE, Manuel Chaves, destacó la necesidad de "encontrar una solución para el País Vasco", lo que requiere una recomposición de la unidad de las fuerzas democráticas y, por tanto, favorecer el restablecimiento del entendimiento con el PNV. Para llegar a ese consenso, los socialistas insisten en que el Partido Nacionalista Vasco tiene que romper todos los acuerdos que tiene con EH. "No hay que taponar todas las salidas al PNV, como pretende el Partido Popular", subrayó Chaves, que añadió también en tono de reproche que los nacionalistas secundan y alimentan esa dialéctica de confrontación con el Gobierno.

El portavoz socialista en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, Ramón Jáuregui, salió al paso de la acusación de que el Partido Socialista de Euskadi se sitúa "entre dos aguas". "El PSE", explicó Jáuregui, "ha definido perfectamente su posición, que es la de reclamar del Partido Nacionalista Vasco una reconducción de su política. Si ésta se produce, todos estamos obligados, el Partido Popular también, a consensuar una política de pacificación". Este dirigente socialista reclamó inteligencia para proporcionar "apoyo y estímulo" a los miembros del Partido Nacionalista Vasco que ya han mostrado disposición a un cambio de rumbo.

Las críticas al tono empleado por el presidente del Gobierno partieron también de Convergència i Unió. El consejero de Gobernación de la Generalitat y dirigente de CiU, Josep Antoni Duran, declaró que las duras palabras de Aznar en la tarde del jueves son "erróneas estratégicamente, ya que en la actualidad parecía que se comenzaba a buscar una alternativa al Pacto de Lizarra". Manuel Silva, portavoz adjunto de CiU en el Congreso, consideró asimismo "de dudosa eficacia" la línea adoptada por Aznar, y señaló que de la misma manera que es imprescindible la presencia de los populares en el diálogo para buscar la paz, también lo es la participación del Partido Nacionalista Vasco.

El secretario general del PCE, Francisco Frutos, fue más lejos y calificó de "disparate" la pretensión de derribar a Xabier Arzalluz de la presidencia del PNV porque es una mala estrategia "cuando se está abriendo una fuerte polémica dentro del Partido Nacionalista Vasco para romper lazos con Euskal Herritarrok". Frutos reprochó al Gobierno central que con su comportamiento favorezca un posible enroque de quienes en el PNV defienden la política de acercamiento a EH. A su juicio, el Partido Popular sigue apostando por una estrategia electoralista y equivocada. "Piensa que va a ganar las elecciones en Euskadi. Si esto se produce, el dolor y el sufrimiento se va a multiplicar por cuatro", vaticinó.

El coordinador general de Izquierda Unida en Euskadi, Javier Madrazo, acusó a Aznar de forzar sus declaraciones para dar "el pistoletazo de salida a un asalto al Gobierno vasco".