Prisión dura, prisión blanda

La situación en las cárceles italianas de los capos mafiosos, condenados a cadena perpetua la mayoría, está sujeta a la disciplina durísima del artículo 41 bis del Código Penal italiano, que impide cualquier contacto con el exterior y limita a una al mes las visitas de la familia. Desde la detención de Totó Riina se habla de la existencia de un papel en el que el máximo capo de Cosa Nostra apuntó las exigencias de la organización a cambio de poner fin a la guerra abierta contra el Estado. La primera sería la de obtener mayores beneficios carcelarios para los presos de la Mafia, empezando por la eliminación de las condenas a cadena perpetua. El capítulo carcelario podría cambiar para muchos mafiosos con la posibilidad de acogerse al procedimiento abreviado. Ayer, el fiscal nacional antimafia, Pierluigi Vigna, salió al paso de las críticas de los fiscales de Palermo a esta ley, justificando la necesidad de mantener un principio de igualdad. La única forma de que esta legislación no sea una vía de escape para los capos sería, dijo Vigna, "que se impida por ley acogerse a este procedimiento cuando se dan los agravantes de terrorismo o Mafia".