Dos clientes y 8.000 millones
En tranvía de caballos o eléctrico, en trolebús y finalmente en autobús, Transportes Colectivos, SA se ha dedicado durante más de cien años a trasladar a los bilbaínos de una punta a otra de su ciudad. Los transportes se han modernizado y junto al autobús Bilbao tiene un metro y pronto un metro ligero, nueva denominación del tranvía. Transportes Colectivos hace tiempo que abandonó el traslado de viajeros por carriles y lo suyo son los autobuses. Una flota propia de 250 autocares y 1.150 trabajadores sirven para que esta sociedad con tan solo dos clientes (el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Vizcaya) sea rentable y facture 8.000 millones de pesetas al año.Los responsables de la empresa se vanaglorian de que, de su mano, Bilbao fuera la primera ciudad de España en contar sucesivamente con tranvía eléctrico, trolebús y microbuses. Sin embargo, estos éxitos del pasado son historia y su reto es ser rentables y útiles con un nuevo marco de competencia. Trabaja con dos marcas, Bilbobus, propiedad del Ayuntamiento de Bilbao, en exclusiva, y Bizkaibus, propiedad de la Diputación de Vizcaya, junto a otras dos sociedades.
Esta competencia con los otros medios de transporte ha llevadodo a la empresa al reto de la información. En el metro se sabe la hora y el recorrido de un tren: su desafío es que los usuarios del autobús dispongan de esta misma información en las paradas.
La mayoría de la gente cree que trabaja en régimen de concesión y que tiene el servicio por siempre asegurado, pero no es así. Hasta 1988 sí que se movía bajo esta fórmula, ahora le liga a las administraciones un contrato de prestación de servicios con fecha de caducidad: el año 2006. Para seguir dando el servicio deberá ganar un concurso y firmar un nuevo contrato. "Nuestro negocio es complejo, porque tenemos que satisfacer a nuestros dos grandes clientes y al pequeño usuario", indica Cipriano Berrozpe, que con 29 años en la empresa es el director general.
El reto consiste en cumplir los deseos municipales y forales en líneas y rutas, quela sociedad debe luego gestionar de la forma más eficiente posible. Aunque el número de usuarios cayó con la llegada del metro, sus arcas no se resintieron. "Somos complementarios y no cobramos por el número de viajeros, sino por los kilómetros recorridos", puntualiza Berrozpe. La recaudación de los billetes se la quedan como pago municipal o foral a cuenta.
Transportes Colectivos es una empresa con una gran intensidad de mano de obra: cada autobús precisa de 3,6 conductores para poder dar el servicio. Además del alto número de empleados, la empresa debe ocuparse del manteniemiento y limpieza de la flota de 250 autobuses, cada vez más modernos. La vida de un autocar no puede superar los catorce año, así que la media de la flota es de siete años. Todos los vehículos se ven forzados a pasar por el túnel de limpieza todos los días, por dentro y por fuera. Pero eso no es lo más caro. Lo costoso es el mantenimiento. La imagen de la empresa pasa porque los autobuses no dejen tirados a los usuarios.
Cinco veces al año los vehículos pasan revisiones preventivas en los cuatro talleres y cocheras propios. A este coste se suma el de renovación de la flota, que el pasado año supuso cerca de 1.000 millones de pesetas y este año rondará los 300 millones.
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