"Soy una cantante para gente sola"
Eco de sombras, el nuevo disco de la peruana Susana Baca, publicado por el sello de David Byrne, Luaka Bop, es un álbum hecho a la medida de las emociones. El productor Craig Street (Cassandra Wilson, Kd Lang, Meshell N'degeocello, Paula Cole) decidió trasladar el estudio a la casa de Susana Baca -un hermoso chalet en Lima, al borde de un acantilado, junto al mar- para grabar en el ambiente más plácido y cómodo para esta cantante de lo cercano. "La grabación de Eco de sombras fue una experiencia única. La idea central era conservar en el disco la emoción de tocar juntos y creo que lo logramos", señala la cantante. Aparte de los músicos de Baca, colaboran en el disco invitados como el pianista John Medeski (habitual acompañante de Tom Waits), el guitarrista Marc Ribot y Greg Cohen (Waits y John Zorn), al bajo. Un entusiasta David Byrne toca el charango en uno de los temas y acompañará la presentación del disco de Susana Baca en Madrid el próximo jueves 8 en la sala Suristán como pinchadiscos de lujo. Baca ha pasado buena parte de su vida reconstruyendo un pasado, el de los negros en Perú, casi negado por sus propios descendientes. Durante años unió fuerzas con un pequeño grupo de personas que recogió los últimos documentos sonoros de una tradición a punto de desaparecer. Con todo ese material ha creado en Lima un instituto llamado Negrocontinuo, con un archivo que reúne el material de esos años, además de dar clases de música y bailes afroperuanos. "Es un lugar de investigación, de encuentros y de supervivencia", afirma. "Y está más vivo que nunca porque la gente que va lo hace con verdadero interés y, a veces, pasión. Este año trabajamos en la recuperación de antiguos instrumentos musicales", dice.
Poesía y música
Su primera colaboración con David Byrne fue, precisamente, The soul of black Peru. Un disco en el que ella hace un recuento de los distintos palos de esa tradición musical. Pero esta pasión, este orgulloso deber de Susana Baca respecto a su pasado, no le ha alejado nunca de su otra gran debilidad: la poesía. Aun antes de empezar a investigar en la tradición de la música afroperuana, ponía su música a los poemas. "Son dos vertientes que ya no puedo separar", dice. "Tengo que cantar la poesía y también buscar en mis raíces, y a veces se mezclan ambas. Creo que lo que me atrae de la poesía es que sigue un ritmo más flotante. Mi canción tiende hacia lo dulce y lo sombrío. Es como un canto interior que se vuelca, como hacen las cantantes de blues y de jazz".
Para este disco ha escogido poemas de varios poetas peruanos contemporáneos, entre los que destaca un fragmento de 12 metros de poemas, de Carlos Oquendo de Amat. También interpreta La Macorina, del asturiano Alfonso Camín, al que puso música Chavela Vargas. "Perú es un país de grandes poetas y por eso no me resulta difícil elegir. Pienso que es por la influencia quechua, que ha dado una poesía popular que está muy viva. La gente de los pueblos todavía habla en verso o te compone coplas para decirte las cosas. Poesía y música se entrelazan".
"Soy una cantante para gente sola", afirma. "Sé que soy capaz de llegar a quienes conocen y viven la experiencia de la soledad. Mi música no es para grandes auditorios o sitios ruidosos, aunque lo he hecho. Mis canciones requieren un ambiente íntimo. También tengo piezas bailables, como Valentín. A muchos les llama la atención la cadencia del landó. Me encanta cuando la gente sin prejuicios la escucha y se pone a bailar".
"Mi vida ha cambiado desde que me publicó Luaka Bop", confiesa con su abierta sonrisa. "Para mí es una oportunidad tremenda de difundir esta música que ha estado a punto de perderse y se ha perdido ya en muchos países por un deseo de olvido, por un deseo de muchos negros de blanquearse".
Babelia
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