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Gobierno y sindicatos discrepan sobre la urgencia del diálogo social

El presidente del Gobierno, José María Aznar, abrió ayer formalmente el diálogo social. Un proceso al que quiere dar la máxima urgencia posible, en abierta coincidencia con la patronal. Sin embargo, los sindicatos CC OO y UGT no comparten esa urgencia y antes quieren revisar el cumplimiento de los pactos de 1997. Las entrevistas que ayer mantuvo Aznar con los máximos dirigentes empresariales y sindicales sirvieron para poner de manifiesto un mayor optimismo del Ejecutivo y de la patronal y un cierto escepticismo de los sindicatos que prevén "dificultades".

Mientras los dirigentes de la confederación empresarial CEOE-CEPYME, José María Cuevas y Antonio Masa, eran muy optimistas -Cuevas incluso llegó a manifestar que ve "un clima de acuerdo mejor que en 1997"-, los líderes de las centrales, José María Fidalgo y Cándido Méndez, fueron mucho más cautos. En los objetivos no hay problemas. Las tres partes quieren aprovechar la etapa de elevado crecimiento económico para impulsar la creación de más y mejor empleo y, en el caso de los sindicatos, de la protección social. Tampoco hay desacuerdos en el método. Todo lo que afecta al mercado laboral y a los desajustes que puedan corregirse para un mejor funcionamiento se abordará de manera bipartita entre la patronal y los sindicatos. El Pacto de Toledo sobre las pensiones y la corrección de la elevada siniestralidad laboral tendrán un tratamiento tripartito.

Donde se empiezan a manifestar las diferencias es en los instrumentos de actuación y en los calendarios. Un punto de aproximación entre José María Cuevas y el Ejecutivo es la premura en alcanzar pactos. Para el presidente de la CEOE "es posible cerrar acuerdos importantes este año", un límite también marcado por el presidente Aznar en su discurso de investidura y ayer ratificado de nuevo por el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, presente en los encuentros. El criterio que proponen los sindicatos es que el ritmo lo marque el desarrollo del propio diálogo.

También están claras para los empresarios las recetas que deben impulsar la creación de empleo y el mantenimiento del crecimiento de la economía hasta llegar a la convergencia real con la Unión Europea. La primera consiste en lograr "la máxima flexibilidad compatible con la negociación". La segunda es "reducir lo máximo posible los costes del empleo". Esto, según Cuevas, afecta tanto a los costes salariales como extrasalariales hasta los niveles que faciliten a las empresas su capacidad de competir.

Aunque el dirigente de la patronal no quiso ser muy explícito, la rebaja de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social es una de las demandas que sin duda van a poner encima de la mesa. Al igual que el coste del despido, un tema sobre el que Cuevas intentó pasar de puntillas. "Habrá que hablar del despido", dijo, "pero no es el problema fundamental". Una afirmación que choca claramente con las pretensiones de los sindicatos.

Para UGT y CC OO, "no hay que tocar lo que está funcionando bien". Lo que sí quieren acometer cuanto antes es la reducción de la tasa de temporalidad, que ahora afecta al 32% de los trabajadores asalariados.

Otro punto en el que pueden producirse esas dificultades que vaticinan es en la pretensión de los sindicatos de acometer una mayor creación de empleo abordando la reducción de la jornada laboral hasta las 35 horas. Méndez y Fidalgo reconocieron que "el Gobierno del PP no es entusiasta" pero los dirigentes de las dos centrales van a seguir insistiendo en ello y argumentar que es uno de los compromisos pendientes de debatir desde la reforma laboral del año 1997.

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