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Sanidad cifra la lista de espera en 12.053 pacientes pero oculta los que aguardan en el plan de choque

El número total de pacientes de la sanidad pública que esperan una operación continúa siendo el secreto mejor guardado de la Consejeria de Sanidad. De forma indirecta, su titular, Serafín Castellano, dio a entender ayer que las personas que aguardan una intervención son 12.053 pacientes. En esta suma incluyó a quienes aguardan ser operados en centros públicos y a aquellos que aún no han respondido si se acogen al plan de choque. Pero ni Castellano ni el director general de Prestación Asistencial, Marciano Gómez, dieron la cifra de los valencianos que aguardan a ser intervenidos en el plan de choque.

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El consejero de Sanidad convocó ayer una rueda de prensa para desvelar cuál es el número total de pacientes de la sanidad pública que esperan ser operados. No lo hizo. Al finalizar una primera exposición basada en una alambicada retahíla de datos, números y porcentajes, el objeto de la convocatoria seguía sin precisarse. La primera pregunta era obligada: "¿Cuál es en estos momentos la lista de espera quirúrgica consejero?", le preguntó una periodista. Castellano recurrio al lenguaje críptico para responder. "La lista de espera en julio de 1995 era de 51.841 pacientes y actualmente es de 39.788 enfermos menos", señaló el responsable de la sanidad pública valenciana. No hubo forma que de sus labios saliera la cifra de 12.053 pacientes resultante de restar la suma inicial con el descenso de enfermos que, según el responsable popular, se ha producido en algo menos de cinco años. Incógnita

La cifra total de pacientes de la sanidad pública pendientes de ser intervenidos quirúrgicamente seguía siendo una incógnita. A la cifra de los 12.053 pacientes faltaban conocer los pacientes que se han acogido a la oferta del plan de choque de pasar por las clínicas privadas y que aún se encontraban a las puertas de la intervención. La suma de ambas determinaría la lista de espera real, pero, los responsables del departamento de Sanidad se negaron a ofrecer este último dato.

Ni Serafín Castellano ni el director general de Prestación Asistencial respondieron a las preguntas de los periodistas sobre la suma exacta de los pacientes de la sanidad pública que integran la lista de espera de las clínicas privadas del plan de choque. Únicamente arguyeron que el tiempo de espera ronda los dos meses. Se da la circunstancia de que los enfermos que acceden a ser operados en la sanidad privada dentro del plan de choque son dados de baja de las listas oficiales de sanidad, por lo que desaparecen de todo registro.

Castellano fue más explícito al hablar del descenso de tiempo de espera medio por una intervención -149 días frente a "255 que transcurrían en 1995"-, señaló que 97.939 pacientes se han acogido al plan de choque desde 1996 y que en marzo 9.899 pacientes fueron dados de alta en la lista de espera.

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El consejero de Sanidad también avanzó la puesta en marcha de un nuevo programa -el tercero del Consell popular y segundo en los últimos tres meses- para reducir las demoras: el Plan Optimus. Castellano no ofreció ni fecha de comienzo ni dotación presupuestaria. Señaló que la medida -que "se consensuará con los sindicatos y profesionales"- consiste en incentivar a los médicos del sistema de salud público que superen las medias de productividad, garantizando "siempre" la calidad de las intervenciones.

El titular de Sanidad anunció esta medida cuando aún no ha entrado en vigor una anterior que nació con el mismo objetivo -reducir las listas de espera-, el llamado Plan Exprés. Este programa pretende que las unidades que de centros públicos que no tengan listas de espera puedan absorber las demoras acumuladas en otros centros y evitar así que el único recurso sea el de las clínicas privadas. A estos dos se suma el plan de choque, que vió la luz a partir del decreto 97/96 de forma coyuntural para resolver el colapso de las esperas quirúrgicas. Desde entonces, este programa ha obtenido repetidas asignaciones presupuestarias que año tras año se han quedado cortas y que han aportado a las clínicas privadas unos 8.000 millones de pesetas de beneficios.

Los responsables sanitarios tampoco quisieron detenerse en las listas de espera de las pruebas especiales, pre-operatorias, o de las consultas externas de los hospitales, lugar en el que radica el auténtico embudo, según especialistas consultados, que provoca el colapso en las esperas quirúrgicas.

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