Visita del líder norcoreano a Pekín en vísperas de la cumbre con el Sur
El presidente de Corea del Norte, Kim Jong-il, abandonó ayer Pekín tras una visita secreta de tres días destinada, supuestamente, a realizar consultas con su gran aliado comunista a falta de menos de dos semanas de la histórica cumbre entre las dos Coreas. Aunque el viaje ha estado rodeado de un absoluto secreto, ha sido confirmado por diversas fuentes diplomáticas en Pekín. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino se limitó a señalar que "China y Corea han reanudado sus contactos políticos de alto nivel", aunque rechazó confirmar o negar la visita. China es el mayor aliado del Gobierno estalinista de Pyongyang y, según analistas occidentales, su influencia está detrás del cambio de actitud en Corea del Norte, que recientemente se comprometió a detener su programa de pruebas balísticas y aceptó la reanudación de los contactos con Corea del Sur. En numerosas ocasiones China ha prestado su apoyo y su territorio para el diálogo entre las dos Coreas, que en los últimos años han mantenido en Pekín varias rondas de negociaciones.
Precisamente el 12 de junio comenzará en Pyongyang una histórica cumbre entre el presidente norcoreano, Kim Jong-il, y el surcoreano, Kim Dae-jung, el acontecimiento más importante de la península coreana desde su división tras la Segunda Guerra Mundial.
La visita del líder norcoreano ha sido interpretada en los medios de comunicación surcoreanos como una señal de que en la cumbre se tratarán temas de importancia política y no se limitará a ser un gesto de buena voluntad entre los dos países.
Una delegación de especialistas en comunicaciones, seguridad y protocolo surcoreanos llegó ayer a Corea del Norte para preparar el encuentro.
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