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Alemania aprueba la entrada de 20.000 técnicos en informática de fuera de la UE

Pilar Bonet

El Gobierno alemán aprobó ayer dos normativas legales para subsanar la falta de especialistas nacionales en ordenadores. Las normativas (permiso de residencia y permiso de trabajo) permitirán la inmigración de un máximo de 20.000 informáticos, ciudadanos de países ajenos a la Unión Europea (UE), por un plazo de cinco años. La medida tiene un carácter de excepción en el restrictivo régimen de emigración vigente en Alemania, pero no supone un cambio sustancial de la política en vigor. Su aprobación definitiva requiere el apoyo de la Cámara alta.

Los futuros inmigrantes que trabajen en Alemania deberán tener una formación superior o justificar que van a ganar un sueldo de 100.000 marcos al año (8,5 millones de pesetas) y no está excluido que puedan prolongar su estancia una vez haya expirado el permiso inicial, según manifestó ayer el canciller Gerhard Schröder. "Queremos subsanar una carencia de forma rápida y no burocrática", dijo ayer el canciller.En la bolsa laboral constituida por la Oficina Federal de Empleo se acumulan hoy 11.000 ofertas de trabajo y 5.700 demandas, entre las que destaca el contingente de indios (1.200), seguido de argelinos (500), paquistaníes (400), búlgaros (350) y rusos (300).

Parte de las medidas aprobadas por el Gabinete requieren, para ser efectivas, el apoyo del Bundesrat (Cámara de las regiones), donde la oposición demócrata-cristiana es mayoritaria. De este órgano dependen cuestiones como el permiso a los futuros emigrantes para que traigan consigo a sus familiares y la posibilidad de que éstos puedan trabajar legalmente al cabo de dos años de permanencia en Alemania.

La oposición ha criticado con diversos matices la decisión del Gobierno, pero no ha indicado cuál será su postura cuando se reúna el Bundesrat. Schröder ha tomado medidas para incentivar la formación de especialistas paralelamente a la entrada de los emigrantes, que empezarán a llegar en agosto. El Ejecutivo analizará la situación tras los primeros 10.000 permisos. Está por ver si la solución de compromiso adoptada por el Gabinete será suficiente para atraer a los especialistas altamente cualificados, que tienen la posibilidad de emigrar a Estados Unidos o a otros países occidentales con menos burocracia que en Alemania.

En el debate que ha precedido a la aprobación se han plasmado las tensiones internas entre los dos partidos del Gobierno, el SPD y los verdes. Los primeros son sensibles a los argumentos de los sindicatos, preocupados por el dumping o bajada excesiva de los sueldos, y a las fobias de segmentos de la población, mientras que los segundos son partidarios de una política de asilo y de emigración más generosa. Por su parte, el presidente de la patronal, Dietr Hundt, aconseja rebajar el sueldo mínimo de los inmigrantes desde los 100.000 marcos propuestos hasta 75.000. El objetivo de esta medida, contraria a las demandas sindicales, es que los empresarios medios, que no pueden pagar sueldos tan altos, también accedan a la contratación de informáticos de otros países.

La oposición presiona al Gobierno para que se decida a aprobar una ley que regule la emigración. Sin embargo, es poco probable que tal cosa suceda antes de las elecciones legislativas de 2002. Schröder no quiere arriesgarse a un debate sobre la emigración ahora que se acerca ya el ecuador de su mandato de cuatro años y, con ello, la próxima campaña electoral. Si consigue esquivarlo, el asunto se planteará en la próxima legislatura.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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