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Sólo un 17% de los centros concertados andaluces cuenta con aulas de apoyo a la integración

Disponer en colegios subvencionados de la educación especial que ofrecen todos los centros públicos cuesta 2.500 millones

Carmen Morán Breña

Todos los centros educativos andaluces subvencionados con fondos públicos están obligados a admitir en sus aulas a niños que necesitan una atención especial. Eso es lo que se llama integración, pero no todos los colegios se sujetan a la ley. Prácticamente el 100% de los centros públicos tienen alumnos con necesidades educativas especiales, mientras que sólo el 17,41 de los colegios concertados acogen a este tipo de alumnado. Sin embargo, cuando se trata de centros dedicados específicamente a alumnado de estas características, hay más entre los concertados que en los públicos. La Consejería calcula que para dotar de unidades de integración a todos los centros concertados se necesitarían unos 2.500 millones de pesetas.

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Cuando se habla de integración tiende a pensarse en casos como el ocurrido hace unas semanas en un centro concertado de Baracaldo (Vizcaya), en el que los padres protestaron porque había varios niños gitanos escolarizados. Integración no es eso. La obligatoriedad de incluir en los centros a niños con necesidades especiales no se refiere a negros, chinos o gitanos, sino a alumnos con problemas físicos, psíquicos o ambos. En el 100% de los centros andaluces públicos hay alumnos de este tipo, pero sólo en un 17% de los centros concertados se escolariza a estos niños. No se trata, más que en unos pocos casos, de elitismo, como ocurre con los niños de otras razas. Hay algunos colegios concertados que llevan muchísimos años atendiendo las necesidades educativas de este alumnado. De hecho suele haber más solicitudes de personal especializado para atenderlos que los que concede cada curso la Administración.El próximo curso se otorgarán de 20 a 30 conciertos para unidades de apoyo a la integración. Ello significa dotarlas del personal necesario y especializado que requieren estos alumnos. Enlos centros hay unidades de apoyo a la integración que son clases ordinarias donde un niño sordo, o ciego, por ejemplo, comparte sus horas lectivas con los demás compañeros y tiene apoyo especial en la misma clase con otro profesor o en horas extras. En estas clases sólo puede haber un máximo de tres alumnos con alguna discapacidad. Y también existen las unidades especiales, que son clases sólo para estos niños, en las que estudian no más de ocho alumnos con problemas educativos atendidos por personal especializado. Sólo comparten con el resto del alumnado el recreo, los ratos de ocio.

Personal itinerante

La Administración se inclina por el primer modelo, para que la integración sea completa y se tienda a la menor exclusión posible. Para estos casos hay unidades itinerantes de profesionales que se desplazan de un colegio a otro. Educación distribuye este alumnado por zonas para que su atención sea menos compleja, lo que no significa que todos los alumnos con retraso mental leve, por ejemplo, estén en un mismo centro de la ciudad, pero sí que se les agrupe en un mismo centros de cada sector o zona educativa.

El pasado año se llegó a un acuerdo con los colegios concertados para que pudieran tener personal de apoyo para sus aulas de integración. Estos orientadores comenzarán a trabajar en septiembre. Pero la falta de aulas de integración en estos centros no siempre se debe a criterios elitistas en los que prime un alumnado brillante e igualado. Falta, en muchos casos, lo de siempre, dinero. Para crear una unidad por centro se necesitarían 2.500 millones de pesetas, según calculan en la Consejería, puesto que cada unidad cuesta unos cinco o seis millones.

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Hay centros concertados que están ubicados en zonas de la ciudad alejadas de lo se llamaría de élite y cada año solicitan este apoyo a la Administración que no siempre les es concedido.

Pero también es cierto que en ocasiones, la Consejería tiene que hacer de oficio estos conciertos para la integración porque de la patronal recibían negativas. Las peticiones voluntarias responden a centros que trabajan en barrios con un perfil más humilde, por lo general. Las últimas protestas de los padres de colegios concertados por falta de plaza, aunque no se quejaban porque en sus centros hay escolarizados gitanos, como en el caso de Baracaldo, sí había algunas declaraciones en las que se apreciaba un cierto desprecio por "el entorno" que rodea a determinados colegios públicos que indicaba la asimilación de lo concertado con modelos de más prestigio, algo que no siempre es así.

Desde la Consejería no quieren citar por sus nombres los colegios concertados que tratan de prestigiarse cuando están subvencionado con fondos públicos, como el resto, pero dejaban claro, que estos casos no son todos, sino más bien un número reducido de colegios situados en las zonas de clase media alta. En estos colegios sí hay en ocasiones un cierto rechazo hacia la integración, porque entienden que lesionaría de algún modo el nivel educativo que sus hijos siguen en el colegio. Y cuando tienen integración todavía se inclinan hacia un modelo más segregacionista.

En Andalucía hay 580 colegios concertados, 43 de los cuales están dedicados exclusivamente a estos alumnos con problemas físicos o psíquicos, y 144 tienen unidades especiales o de apoyo a la integración. Unos 28.000 alumnos andaluces presentan necesidades de integración.

Los profesionales encargados de atender a estos alumnos son maestros especialistas de Educación Especial, bien de Pedagogía Terapéutica, bien de Audición y lenguaje.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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