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Gobierno y oposición de Venezuela no logran acordar una nueva fecha para las elecciones

Juan Jesús Aznárez

La primera reunión entre la plenipotenciaria y oficialista Comisión Legislativa (Parlamento interino de Venezuela) y la fragmentada oposición concluyó sin acuerdo sobre las condiciones de una nueva fecha electoral. Suspendidos, por imponderables técnicos de trasfondo político, los comicios del domingo, el partido del Gobierno, el Movimiento Quinta República (MVR), se niega a destituir al Consejo Nacional Electoral (CNE), nombrado por la Comisión Legislativa. La oposición lo exige, atribuyendo a esos inspectores subordinación política e ineptitud.

El CNE desvió ayer las culpas, citando incumplimientos de contrato por la empresa estadounidense Election Systems & Software. Las fuerzas antigubernamentales, con el candidato presidencial, Francisco Arias Cárdenas, a la cabeza, afrontan el dilema de acudir a la confrontación o negociar concesiones. A las primeras de cambio, abrazó la primera tesis el partido Acción Democrática (AD), socialdemócrata, uno de los dos partidos tradicionales venezolanos, acusado por el presidente, Hugo Chávez, de abanderar el desgobierno y la corrupción imperantes durante cuatro décadas de bipartidismo. Las diferencias entre las posiciones oficiales y opositoras no son menores, y su superación en la ronda de consultas prevista no será fácil. Arias reclama el arbitraje de terceros, la intervención de instancias civiles ajenas al entorno gubernamental, pues niega la existencia de poderes del Estado independientes y sospecha de la imparcialidad de las instituciones judiciales y de las investigaciones acometidas por la Fiscalía General.

"Los miembros del CNE ya debieran estar presos", declaró el secretario general de Causa R., uno de los grupos que secundan las aspiraciones de Arias Cárdenas, compañero del jefe de Gobierno, Hugo Chávez, durante el golpe del 4 de febrero de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. Hoy es su más enconado adversario. Los integrantes del CNE no han ido presos, ni han dimitido, y su permanencia es defendida por portavoces del MVR. Los cambios de última hora del partido oficial en la base de datos del sistema automatizado determinaron su suspensión, según la oposición.

El CNE negó haber aceptado modificaciones en las listas de candidatos fuera del plazo fijado por la firma ES&S, que compartió con la española Indra la preparación del proceso. "La destitución del consejo no es posible porque llevaría las elecciones hasta diciembre debido a que la destitución va primero al Tribunal Supremo y habría que seguir otros diez procedimientos", justificó Omar Meza, dirigente del partido fundado por Chávez. Otro de los partidos que integran la coalición gubernamental, el Movimiento al Socialismo (MAS), admitió, a través de Leopoldo Puchi, que el CNE no es fiable y conviene su sustitución, al menos parcialmente.

El democristiano COPEI, socio de AD durante la hegemonía bipartidista, pidió un informe sobre las fallas técnicas antes de abordar una nueva convocatoria a urnas. AD y COPEI, estigmatizados todavía, pugnan por recuperar espacio político presentando caras jóvenes después de las sucesivas barridas electorales de Chávez. Su gancho popular, sin embargo, es poco, y observa a Arias Cárdenas como el candidato a apoyar en las presidenciales.

El factor tiempo

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El equipo de campaña de Arias, varios asesores del comandante disidente, ex gobernador del Estado petrolero de Zulia, celebran en privado la suspensión de las elecciones más complejas de la historia nacional, con más de 33.000 candidatos disputando 6.241 cargos, argumentando que el tiempo juega a su favor, que sube en los sondeos La empresa encuestadora Datanálisis anticipó días atrás que el presidente Chávez hubiera sido reelegido por otros seis años con el 54% de los votos contra el 37% de Arias Cárdenas. La victoria de Chávez y su partido, el MVR, no sería arrolladora en la Asamblea Nacional, fundamental para el desarrollo legislativo de la prometida revolución bolivariana. Buena parte de las gobernaciones, alcaldías, juntas municipales y parroquiales quedarían en manos de la oposición, que probablemente negociaría un frente de oposición contra la mayoría oficial.

"Son elecciones críticas, donde no hay lealtades de partidos y sí una volatilidad donde quizás el tiempo puede tener un tipo de influencia", sostiene el profesor universitario Ricardo Sucre. No parece probable, sin embargo, un esencial cambio de opinión en el núcleo duro chavista, en el electorado que, culpando de su pobreza a los desmanes del bipartidismo, permitió a Chávez ganar las cinco elecciones registrados en el país desde diciembre de 1998.

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