CON VITOLA CANARIA
En un santiamén, el torcedor Miguel Santana, puro bajo un mostacho más negro que su tez, sentado en su pupitre, cogió un capillo, rebuscó en las gavillas que tenía a su alrededor, se hizo con un manojo de distintas hojas, despalilló algunas venas gruesas de la mezcla que componía esta tripa y las enrolló en el capillo hasta formar un cilindro entre sus manos y la tabla mientras aspiraba de su cigarro. Rápidamente lo colocó en uno de los canales de la prensa y sacó de ella otro de los cilindros que poco antes había preparado. Colocó éste sobre una capa clara que había cortado con la chaveta y lo enrolló en esa fina funda mientras mojaba sus dedos en el gomero de pasta de arroz para dejarlo casi hecho. Remató la faena con una perilla en la punta y tras limitarlo por la otra punta con el cortapuros soltó un "Toma, chico" y lo entregó. Era una excelente representación de la presentación de los puros canarios en Madrid. Convocados por Caco Senante y el consejero de Industria de las islas, Lorenzo Suárez, por el acto aparecieron el pintor Ricardo Cárdenes, escritores como Jesús Torbado o Juancho Armas Marcelo, abogados como José María Mohedano, gente del espectáculo como Juan Echanove, María Jiménez o Juan Imedio, hombres del tiempo como José Antonio Maldonado o Paco Montesdeoca y mucha gente de prensa, desde Carlos Tena a Moncho Alpuente, de Fumadores por la Tolerancia. Entre papas arrugás y otros manjares isleños se habló algo de Canarias y mucho de tabaco, aunque quien más soltura demostró en estas lides fue el periodista asturiano Ángel García Muñoz. Corría el tiempo como si fuera humo hasta que los asistentes se dieron cuenta de que la hora era madrileña, una hora más que en...-
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