La justicia de EEUU acusa a Arriortúa de fraude a General Motors
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha presentado seis acusaciones contra José Ignacio López de Arriortúa, el industrial de Amorebieta que dejó la vicepresidencia de General Motors en 1992 para marcharse a la competencia en la empresa Volkswagen. La justicia le acusa de fraude, y de haber robado documentos confidenciales y haberlos utilizado en su nueva compañía, algo que ya motivó una demanda de Volkswagen que acabó con un acuerdo de indemnización. Sin embargo, el Gobierno de EEUU se dispone a solicitar al de España la extradición de López de Arriortúa porque considera que los delitos son los suficientemente graves como para perseguirlos judicialmente a pesar del acuerdo entre las compañías.
La acción del Departamento de Justicia reabre el episodio de espionaje industrial que conmovió a la industria del automóvil hace cinco años.
En un comunicado, el Gobierno de EEUU anuncia que pedirá la extradición del industrial vizcaíno al que un gran jurado de Detroit acusa de haber robado documentos secretos de General Motors y habérselos entregado a sus nuevos jefes en Volkswagen. Entre el material sustraído figuraban planes de nuevos modelos de coches, diseños de plantas de fabricación y listados secretos de precios a proveedores.
Penas de 10 años
Cada una de las seis acusaciones conlleva sanciones de 10.000 dólares (1,8 millones de pesetas) y penas de un máximo de 10 años de cárcel.
José Ignacio López de Arriortúa, a quien sus admiradores llamaban Superlópez y sus detractores López el Terrible, llegó a ocupar la vicepresidencia de General Motors. A su cargo estaban todas las operaciones de compras internacionales.
López de Arriortúa se ganó la enemistad de los proveedores y el entusiasmo de sus superiores al imponer políticas de reducción de costes que cambiaron la forma en que la empresa comerciaba en el sector. Su sueño era construir en su ciudad natal una fábrica de automóviles que fuera modélica en su gestión y su rentabilidad.
General Motors llegó a tomar en consideración esa propuesta, pero después la desechó. Al poco tiempo, el industrial sorprendió al mercado con su fuga a la empresa de la competencia.
Nada más llegar a Volkswagen, la compañía alemana recibió la notificación de una demanda de General Motors en la que acusaba de robo de información confidencial a López de Arriortúa y a los ejecutivos que se marcharon con él. Aunque el industrial vasco siempre negó las acusaciones, se vio forzado a dimitir de sus cargos en Volkswagen en 1997. Poco después, la demanda se cerró con un acuerdo extrajudicial por el que Volkswagen pagó a General Motors 100 millones de dólares (18.500 millones de pesetas), unidos al compromiso de compra de materiales a la empresa estadounidense por valor de otros 1.000 millones de dólares (185.000 millones de pesetas).
También el Gobierno de Alemania inició su propia investigación judicial, pero se cerró en 1998 a cambio de que López de Arriortúa y otros tres ejecutivos de su equipo desembolsaran 330.000 dólares (61,7 millones de pesetas).
Plato Cacheris, abogado de López de Arriortúa en EEUU, aseguró que la acción del Departamento de Justicia es una pérdida de tiempo y de dinero para los contribuyentes. Según Cacheris (uno de los letrados más caros del país, que defendió en su día a Monica Lewinsky), López de Arriortúa "no es la persona que era y no puede defenderse correctamente". El industrial sufrió un accidente de tráfico en enero de 1998 que le dejó graves secuelas médicas.
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