Expertos en turismo alertan de la incidencia que el recorte de las pensiones tendría en el sector
La tendencia de los gobiernos europeos a recortar las pensiones y un modelo de economía basado en la más dura de las competencias, son aspectos que a corto plazo incidirán de forma negativa en el mercado turístico, según los expertos que participan en la quinta edición del Foro Internacional de Turismo, que ayer se inauguró en Benidorm. Se constata que jóvenes estudiantes y jubilados constituyen hoy los dos segmentos poblacionales que más turistas aportan, pero mantener la cuota de mercado de los segundos depende de una pensión que no está asegurada.
Aunque la incidencia que la globalización de la economía tendrá en el sector turístico divide a los expertos, todos tienen claro que, a medio plazo, los trabajadores de hoy que persigan una jubilación placentera marcada por la calidad de vida y los viajes, deberán garantizarse unos ingresos alternativos a las pensiones oficiales para conseguir su objetivo. De ahí el auge que en Europa experimenta la suscripción de planes privados de ahorro y pensiones."Es importante pensar, desde ahora mismo, que las pensiones no están aseguradas y pueden atravesar dificultades con la tendencia al ahorro de los gobiernos europeos". Colin G. Clark, director de la consultora turística británica Horwath UK, se encargó ayer así de inaugurar el Foro internacional de turismo, que se celebra en Benidorm hasta el jueves.
Conocedor del principal mercado mundial emisor de turistas, Clark incidió en las consecuencias negativas que el recorte de las pensiones y un sistema económico mundial fundamentado en la competencia acarrearán a corto plazo al sector turístico. "Sobre todo a niveles de equipos directivos, por la presión de la competencia y la tendencia empresarial a reducir plantillas, la gente se encuentra con la realidad de que sus vacaciones se reducen paulatinamente", señaló. La consecuencia ya es constatable: jóvenes estudiantes y jubilados constituyen hoy los dos segmentos poblacionales que más turistas aportan, en detrimento de la clase trabajadora. Son los que disponen de más tiempo libre, y todavía mantienen un nivel adquisitivo que les permite viajar.
Diferentes planteamientos mantienen el subsecretario de Turismo de la Generalitat Valenciana, Roc Gregori, y el holandés Greg Richards, director del departamento de Ocio de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Tilburg. Para este académico, al menos una parte de la clase trabajadora dispone de menos tiempo libre por propia voluntad. Aunque la consecuencia es idéntica a la que plantea Clark, la motivación es diferente, dado que Richards aseguró que la dinámica común es que, en edad productiva, el sistema aboca al trabajador a decidirse por un incremento de sus ingresos frente al tiempo libre.
Gregori, por su parte, mantuvo su tesis de que en un mundo marcado por las nuevas tecnologías el tiempo libre aumenta indefectiblemente, y con él el volumen de negocio del sector turístico.
Si en algo están de acuerdo los expertos es en que el turista actual no es el de los años setenta, dado que cada vez con mayor insistencia se huye del turismo pasivo y se reclama una oferta complementaria que de contenido a las vacaciones. Actividades culturales, riqueza patrimonial, espacios verdes, oferta de senderismo y programación en playas para no limitar la estancia a los baños de agua y sol, se presentan como "imprescindibles" para atraer al visitante. "Y ahí España está muy bien situada", coincidieron.
En la misma jornada inaugural del foro intervino Pere Joan Devesa, presidente de la patronal hotelera española, Zontur, quien reivindicó un régimen especial en el impuesto de sociedades para los hoteles, que facilite la libertad de amortización, "lo que permitiría afrontar las actuaciones de modernización de la planta hotelera con menor riesgo empresarial".
En España existen algo más de 1.176.000 camas hoteleras, que en 1998 generaron una facturación de 1,9 billones de pesetas, lo que representa alrededor del 2,3% del Producto Interior Bruto español. Los ingresos del sector turístico equilibran el déficit de la balanza comercial desde 1983, pero se trata de un sector sometido a los altibajos de la economía mundial, por lo que la patronal reclama flexibilidad en la devolución de préstamos, de forma que puedan amortizar fuertes cantidades en años de bonanza y no hacerlo en periodos de crisis, lo que evitaría ejercicios con pérdidas.
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