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Barcelona estima en medio billón la discriminación de la Generalitat y el Estado

Si la Administración central y la Generalitat hubieran invertido en la ciudad de Barcelona la misma cantidad por habitante que en el resto de España y de Cataluña, respectivamente, la ciudad habría recibido medio billón de pesetas más de estas administraciones entre 1991 y 1998. En esa cantidad se concreta, según Ernest Maragall, concejal de Hacienda, la "doble discriminación" que sufre Barcelona.

"No queremos hablar de agravios. Tampoco entrar en el discurso de cuántos impuestos pagan los barceloneses y cuánto se invierte en Barcelona. Pagamos más y así tiene que ser, pero hay que invertir para que la competitividad no caiga. Si Barcelona se debilita, Cataluña se debilita y España también". Éste fue el tono en el que Maragall quiso plantear su reivindicación. A partir de ahí, los datos. La inversión media del Gobierno en la provincia de Barcelona entre 1991 y 1998, siempre con datos de los presupuestos liquidados, fue de 9.181 pesetas por habitante y año. En Cataluña, de 12.541 pesetas; en la provincia de Madrid, de 15.440, y en el conjunto de España, de 16.340 pesetas.Esto supone un déficit medio de 33.321 millones de pesetas anuales. Maragall insistió en que sólo hablaba del capítulo 6 de los presupuestos, es decir, las inversiones, y que, deliberadamente, dejaba de lado la diferencia de inversiones en transporte público. La suma de los 266.000 millones de diferencia entre lo invertido en Barcelona y lo que se hubiera invertido utilizando la media española más lo que tampoco ha invertido el Gobierno catalán da el medio billón que gravita sobre el sistema productivo de la ciudad y su área de influencia castigándolo, dijo Maragall.

Debilidad inversora

En las inversiones de la Generalitat, las medias territoriales son diferentes. En el conjunto de la provincia de Barcelona, la inversión por habitante y año fue de 25.049 pesetas. Para toda Cataluña, la cifra asciende a 28.352 pesetas. Si se toma en cuenta la región metropolitana de Barcelona, el resultado cae hasta 22.367 pesetas y si sólo se atiende a la comarca del Barcelonès, la cifra se queda en 18.005 pesetas.

Las gráficas de inversión de la Generalitat y del Estado muestran perfiles muy diferentes. La del Gobierno central presenta un remonte muy claro a partir de 1997, pero la de las inversiones del Gobierno catalán muestran un perfil de constante caída, con un repunte casi imperceptible en 1997. "Se trata de un dato económico, pero también político", dijo Maragall, "sobre la debilidad inversora del Gobierno catalán". PASA A LA PÁGINA 6

Las inversiones del Estado en Barajas superan en siete veces a las del aeropuerto de El Prat

VIENE DE LA PÁGINA 1 El responsable de las finanzas municipales de Barcelona, Ernest Maragall, aseguró que había que terminar con la "doble discriminación" que viene sufriendo Barcelona porque, añadió, no se trata de un momento, de una circunstancia coyuntural que resultaría comprensible, sino de una tendencia continuada que perjudica a la ciudad, a Cataluña y a España en la medida en que debilita la competitividad de una de las áreas más dinámicas.

Ernest Maragall atribuyó al "efecto psicológico de los Juegos Olímpicos", la caída de las inversiones a partir de 1992. No obstante, los datos, que incluyen las aportaciones hechas a Holsa, muestran que incluso en 1991 la inversión en Barcelona quedaba por debajo de la media española y de las correspondientes a la provincia de Madrid y al total de Cataluña.

El análisis de los economistas municipales señala que sólo en un tipo de infraestructura el Estado invierte más en Barcelona que en Madrid: puertos. El superávit en este concepto queda claramente compensado por los déficit que se producen en transporte ferroviario, carreteras y, sobre todo, aeropuertos.

Por cada 100 pesetas que el Estado ha invertido en el aeropuerto de El Prat, Barajas ha recibido 696,4. En materia ferroviaria, la discriminación es menor: las 100 pesetas en Barcelona se convierten en 161 en Madrid. El cómputo final, sin embargo, es el más significativo: por cada 100 pesetas destinadas a Barcelona, se destinan 136 al conjunto de Cataluña, 168 a la provincia de Madrid y 178 al conjunto de España.

"Lo lamentable", afirmó Ernest Maragall, "es que esta discriminación por parte del Gobierno central no sólo no es compensada por el Gobierno catalán sino que la agrava con otra añadida". La falta de estas inversiones es uno de los problemas que hacen que las obras previstas para el año 2004, entre ellas el tren de alta velocidad, difícilmente se terminen en la fecha prevista. "Todo indica que si se terminan, será tarde y mal". El consejero de Política Territorial, Pere Macias, atribuyó las declaraciones del teniente de alcalde al "discurso típico de la familia Maragall, que busca enfrentar el Ayuntamiento con la Generalitat".

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