El juez califica de peligro social a los acusados por el crimen de la Villa Olímpica

El juez que investiga el crimen de Carlos Javier Robledo, cometido el 1 de abril en la Villa Olímpica de Barcelona, ha confirmado el procesamiento de los 10 acusados por el "peligro concreto para la vida de cualquier ciudadano" que representan. De esta manera, el magistrado Adolfo Fernández Oubiña ha desestimado los recursos de las defensas, que ahora acudirán a la Audiencia de Barcelona. En uno de esos autos, el juez dice que "la mal usada expresión alarma social" -a la que habitualmente acuden los jueces para justificar sus decisiones- en este caso está bien empleada porque se trató de un crimen aleatorio. Los procesados, a su juicio, representaron un "peligro concreto para la vida de cualquier ciudadano que hubiera transitado por el lugar de los hechos, sin que influya su clase o condición".

El procesamiento y encarcelamiento de todos ellos también está justificado, según el juez, porque "la violencia empleada llegó a aterrorizar a los supervivientes", en referencia a los dos amigos que acompañaban al fallecido y que pudieron huir de la brutal agresión. Fuentes judiciales han indicado que el juez no tiene intención de poner en libertad a ninguno de los 10 procesados, a los que acusa de un delito de asesinato consumado, de otros dos asesinatos en grado de tentativa y de tres robos.

En otro de los autos dictados ayer, el juez confirma el procesamiento basándose en las "manifestaciones de una gran parte de los procesados". En el caso del procesado apodado Jonathan, el juez dice que, por las declaraciones del resto de acusados, fue quien "impidió levantarse a Carlos Javier Robledo cuando otro lo había tirado al suelo y empezaba a patearle la cabeza". El juez también rechaza la reconstrucción de los hechos solicitada por algunos defensores, así como los careos entre los procesados.

Testigos ocultos

En una tercera resolución el juez confirma que los acusados sigan en la cárcel porque "el único que podría determinar la ubicación de los 10 cuando le estaban rompiendo la cabeza y el pecho es el fallecido, ya que los otros dos (los supervivientes) permanecieron ocultos en su vehículo desde donde les observaron e identificaron". El juez dice que si uno de los supervivientes no identificó a los acusados o mostró dudas en las ruedas de reconocimiento fue por el "terror" que le produjo el ataque.