_
_
_
_

La fortuna de tener un cura médico

El médico Pepe Mazuelos Pérez, natural de Osuna (Sevilla), de 39 años de edad, dice todos los días misa en la iglesia parroquial de Santa María de las Nieves en el municipio aljarafeño de Benacazón.Y por si esto no fuera suficiente para asombrar a sus feligreses, el cura Mazuelos puede dar fe -nunca mejor dicho- de que ha estado cinco años en Roma estudiando Teología Moral, ha conversado varias veces con el Papa, -del que asegura que le tarareó Algo se muere en el alma, "además de tener la cabeza bien puesta"- y ha escrito una tesis sobre bioética.

Posibilidad y significado de la bioética mediterránea, obra con la que se doctoró en Teología, es un grueso volumen de más de 500 páginas, que se resume, según "don José" (así le llaman sus convecinos), en que "es necesario reivindicar la idiosincrasia latina frente al individualismo anglosajón para vencer a la técnica con el humanismo y la ética".

Este cura tardío, al que le llegó la vocación a los 25 años, siendo ya médico y mientras cumplía los últimos meses de mili en la base naval de San Fernando, afirma que "la dimensión social del mundo latino jamás debería perderse."

"El enfermo americano o inglés", añade sin poder sustraerse a su condición de galeno, "le pedirá siempre al médico que le informe. Él cree que se bastará por sí mismo para decidir. En cambio, en nuestra cultura, no sólo el paciente desea saber, también la familia quiere estar al tanto de lo que le ocurre al enfermo". "En cualquier caso", continua diciendo el sacerdote Mazuelos, "entre nosotros, no se desea tanto tener información, como poder confiarse a alguien".

"Una semana en el seminario", fue el pronóstico que le hizo un amigo cuando le comentó que iba a ser cura. Sin embargo, aguantó cuatro años, y hoy es feliz con su elección. Jamás se le había pasado por la cabeza ser sacerdote; pero Dios, según sus palabras, se apoderó de su corazón y de su voluntad. Después de varias semanas dudando, "un día me encerré en mi habitación y tomé la decisión".

En su familia -su padre es médico- la sorpresa fue grande. Y en su entorno también. Pero estaba decidido. "Lo cierto es que nunca he podido explicarme del todo por qué abandoné la medicina", comenta.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Su primer destino como párroco fue El Priorato de Lora del Río. "Allí me tocó ejercer, además, de médico; y cuando el que había se iba, dejaba puesto un cartel que decía: 'Las urgencias, al cura'. La verdad es que la gente se acostumbró enseguida a recurrir a mí".

Lo mismo le ocurre a muchos de los 5.000 feligreses de Benacazón; nunca faltan aquéllos que acuden a él para que les dé su opinión sobre unos análisis o sobre un dolor repentino. "En el fondo, ambos oficios se parecen", explica Mazuelos. "Muchas veces los males físicos tienen su origen en los del espíritu; y viceversa".

El médico-sacerdote se levanta a las siete; luego se acerca a la Universidad de Sevilla, donde imparte clases y seminarios. El almuerzo lo hace solo en su casa, y las tardes las dedica a atender las labores propias de su cargo: bodas, bautizos, entierros, comuniones...

No tiene vicios. "Bueno, fumo algo". Y le gusta ir al campo a coger espárragos. Mazuelos vive modestamente con las 60.000 pesetas que le paga el obispado y si no le llega, la parroquia le agrega "una pequeña" cantidad. No tiene día de descanso y, entre misa y misa, imparte conferencias a médicos. "Uno de los grandes retos que la humanidad tiene hoy es aprender a utilizar la ingeniería genética", concluye.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_