Disparidad de criterios y opiniones
María Jesús Díaz, licenciada en sociología, relaciona directamente la incapacidad de estos 15 jóvenes tutelados por la agencia que ella dirige con el consumo de las llamadas drogas de diseño. "Yo no soy psiquiatra, pero mi trabajo consiste, entre otras cosas, en adentrarme en el pasado de estas personas, y para eso es necesario que conozca en profundidad todas sus circunstancias, algo que intento hablando con sus médicos y estudiando con los forenses sus informes", asegura Díaz."Son siempre los neurólogos quienes valoran la situación de estas personas, y en todos los casos estamos seguros de que hay una relación directa entre su discapacidad y un largo pasado con las drogas, concretamente las llamadas de diseño, que conocieron desde muy jóvenes", añade. En la agencia, sus casos están archivados bajo ese epígrafe: discapacitados por las drogas de síntesis.
Díaz añade: "De seguir así las cosas, este número de jóvenes con minusvalías físicas y psíquicas asociadas al consumo de estas drogas podría aumentar seriamente en los próximos años".
Sin embargo, José Cabrera, psiquiatra y gerente de otro organismo del Gobierno regional, la Agencia Antidroga, niega que esté demostrado que las discapacidades de estos jóvenes se deban al consumo de drogas de diseño. "A fecha de hoy, en España no hay ni un solo caso probado de enfermedad mental crónica por consumo de drogas de síntesis", asegura.
Cabrera añade que aún no ha transcurrido el tiempo suficiente para apreciar los daños neurológicos que producen estas sustancias: "Los efectos del consumo de drogas de diseño sobre la salud mental no se podrán ver antes de un plazo de 20 o 30 años".
El gerente de la Agencia Antidroga es tajante: "No existe ninguna persona incapacitada legalmente por el daño causado por las drogas de diseño. Otra cosa es que a la Agencia Tutelar de Adultos de la Comunidad llegue gente joven con esquizofrenia u otras enfermedades mentales y que, además, consume o ha consumido estas sustancias. A eso se le conoce como patología dual; es decir, cuando a la enfermedad mental se asocia una drogadicción. Pero lo que no se puede decir es que sea el problema del abuso de las pastillas de éxtasis el que ha provocado la incapacitación legal", concluye.
Nieves Herrero, responsable del Plan Municipal contra las Drogas, considera que todavía no ha transcurrido suficiente tiempo desde que comenzaran a consumirse drogas de síntesis (hace unos cinco años) como para conocer con rigor sus consecuencias. "Además es raro que un chico consuma esta sustancia durante años; lo habitual es que empiece con ella y la deje, algo que no ocurre con el alcohol o con la heroína", añade.
Herrero, que dirigió durante años el centro municipal de atención a drogodependientes de Puente de Vallecas, explica que a su consulta llegaron consumidores de éxtasis con deterioros psíquicos. "Lo difícil es saber si sus problemas mentales se deben a esas sustancias o a patologías que ya tenían antes, porque, cuando te vienen, sólo sabes de ellos lo que te cuentan. Además, ni ellos mismos saben lo que toman en las pastillas que les venden como éxtasis", concluye.
Cabrera asegura que el consumo de drogas de síntesis, la principal de las cuales es el éxtasis, "se ha estabilizado" en la región. "En un principio creció, luego comenzó a disminuir y ahora se mantiene, no decrece", concluye.
Según la encuesta escolar elaborada por el Plan Nacional sobre Drogas, en 1996, un 3,9% de los jóvenes decía haber consumido sustancias de diseño en los últimos 12 meses. Dos años después, ese porcentaje se reducía al 2,5%.
Se conoce como drogas de síntesis una serie de productos anfetamínicos sintetizados habitualmente en laboratorios clandestinos.Producen sensaciones de euforia y una gran sociabilidad, facilitando la relación con los demás. Sus consumidores son, sobre todo, gente joven y es una droga relacionada con los ambientes de música bakalao o tecno. Según Carlos Dulanto, especialista en adicciones al alcohol y otras drogas, "las secuelas mentales en quienes abusan de las drogas de diseño aparecen más tarde que las orgánicas y su carácter es irreversible". "En las consultas estamos observando casos de jóvenes que dos o tres años después de dejar de consumir sustancias de diseño comienzan a sufrir trastornos depresivos y se convierten en personas paranoides con alucinaciones y permanentemente recordando el pasado, una especie de flash back ", añade.
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