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MARCHA SOBRE WASHINGTON

Madres contra las armas

John Joseph Price, de 13 años, fue uno de los 4.200 niños y adolescentes muertos en 1998 en Estados Unidos por disparos de armas de fuego. Lo mató un vecino de 9 años. Fue un accidente: los dos niños jugaban en la casa del vecino cuando éste abrió un armario, encontró una de las pistolas de su padre, la empuñó y, diciendo que creía que no estaba cargada, disparó. Alcanzado en la cabeza, John Joseph falleció instantáneamente.Eso ocurrió en un suburbio de Baltimore el 20 de agosto de 1998. Veinte meses después, Carole Price, una camarera de 37 años, sigue sin digerir lo indigerible. "No lo puedo entender, jamás podré entenderlo", dijo ayer a EL PAÍS en el hotel de Washington donde esperaba sumarse hoy a la Marcha del Millón de Madres. "Es horrible, es repulsivo, es ridículo que Estados Unidos pierda cada día la vida de decenas de personas por culpa de la facilidad de acceso a pistolas, revólveres y rifles".

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Cuando Price se quita las gafas de sol, sus oscuros ojos reflejan un dolor infinito. ¿Qué pasó tras la muerte de John Joseph? "El niño que mató a mi hijo no fue procesado, ¿de qué iban a acusarle? Pero la policía descubrió que su familia tenía la casa llena de armas, al alcance de sus hijos y cargadas. Se les impuso una multa de 1.000 dólares (186.000 pesetas)". Vestida con botas negras, vaqueros y chaqueta verde, Carole lleva muy corto el pelo negro y pendientes en las orejas, las cejas y la nariz. Es una de esas madres trabajadoras que soportan el peso principal de la vida cotidana de EE UU. "Cuando murió John Joseph", dice, "yo también quise morirme, pero no puedo. Tengo otros dos hijos: Michael, de 10 años, y Carly, de 9".

En este domingo en que Estados Unidos celebra el Día de la Madre, las decenas de miles de mujeres que se concentrarán en el Mall de Washington -las organizadoras esperan que lleguen a ser 150.000- piensan, como Price, que las armas constituyen "el problema más grave" del país. La Marcha del Millón de Madres, que tendrá el mismo escenario que la célebre concentración por la igualdad de derechos de los negros de 1963, cuando Martin Luther King pronunció su célebre discurso "Tengo un sueño", será acompañada por actos semejantes en otras 65 ciudades.

Más de 80 personas, entre ellas 12 menores de edad, mueren cada día en EE UU por disparos de armas de fuego, según el Departamento de Justicia. "Sólo los horrores masivos como la matanza del instituto Columbine consiguen titulares periodísticos, pero cada dos horas un niño como mi hijo muere por disparos en las escuelas, las calles, las casas y los jardines de este país", dice Price. "Lo mínimo que pedimos es que los niños no tengan ningún tipo de acceso a las armas".

El objetivo inmediato de la Marcha del Millón de Madres es presionar al Congreso de EE UU para que apruebe las modestas medidas de control de las armas propuestas por Bill Clinton a raíz de la carnicería del instituto Columbine, en Denver (Colorado), en abril de 1999. Desde entonces, esas medidas están estancadas en el Capitolio, dominado por una mayoría republicana próxima a las tesis de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que preside el actor Charlton Heston.

"Hay que empezar de algún modo, así que creo que exigir una permiso de armas semejante al permiso de conducir y un registro de armas semejante al de automóviles es un buen punto de partida", dice Donna Dees-Thomases, líder de la Marcha del Millón de Madres. "Es una vergüenza nacional", añade, "que tengamos que manifestarnos en Washington para pedir algo de sentido común: que no sea más fácil comprar un arma que comprar un coche".

De pelo corto y rubio, ojos azules y un rostro que combina dulzura y energía, Dees-Tomases, de 42 años, trabaja a tiempo parcial en el departamento de relaciones públicas de la cadena televisiva CBS. Vive en Short Hills (New Jersey), es madre de dos hijos, Lili y Phoebe, y dice: "Es la primera vez que hago de activista". A Dees-Thomases se le ocurrió el pasado verano la idea de celebrar en la capital una gran manifestación de madres en pleno Día de la Madre. "Llevo a mis hijos a una escuela judía de New Jersey y siempre he pensado que era el lugar más seguro del mundo", cuenta. "Pero en agosto de 1999 aquel hombre horrible entró a tiros en una guardería judía de Los Angeles y todas mis seguridades se derrumbaron. Ante las imágenes de televisión pensé que no podía quedarme sentada viendo cómo en este país todos los días mueren niños. ¿Tenemos que esperar a que sean los nuestros?".

Dees-Thomases, que se refiere al asalto del Centro Comunitario Judío de Granada Hill protagonizado por el neonazi Buford Furrow, comenzó a moverse. A través de Internet, el incendio de las madres se extendió por todo el país. Ayer había 75 voluntarias trabajando en el cuartel general en Wa-shington de la Marcha del Millón de Madres. "Somos madres de todas las edades y grupos étnicos y sociales que estamos hartas de la violencia armada", dice.

Los hombres y mujeres de EEUU tienen actitudes diferentes respecto a las armas. Según las últimas encuestas, el 72% de las mujeres desea medidas de control, frente a tan sólo el 22% de los hombres. Pero las madres se han puesto en movimiento y la Casa Blanca se ha volcado con las organizadoras. Clinton las recibió el viernes y declaró: "Es increíble que haya pasado más de un año desde la matanza de Columbine y el Congreso no haya aprobado ninguna ley". Y es muy probable que Hillary Clinton se sume hoy a la marcha de Washington, junto a otras celebridades como la presentadora de televisión Rosie O'Donell, las cantantes Courtney Love y Patty Smith, las actrices Bette Midler y Susan Sarandon y Tipper Gore, esposa del vicepresidente y candidato demócrata a la Casa Blanca.

"Actuamos por razones personales, no políticas", dice Dees-Thomases, "pero vamos a seguir con gran atención los programas de los candidatos presidenciales". El demócrata Al Gore piensa hacer del control de las armas uno de los ejes de su campaña. Por el contrario, el republicano George Bush se mantiene en la tradición de su partido de alianza con la NRA e incluso promovió una ley para que en Texas sea legal llevar armas a escondidas.

"Esto", dijo ayer Dees-Thomases, "empezó en el salón de mi casa y se ha extendido por todo el país. Y es que no hay nada más poderoso que el instinto de protección de los hijos que tenemos las madres. Las madres de EE UU están asociando esas energías y su pasión va a resonar en Washington".

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