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Tom Jones, en el cenit de su popularidad, inicia hoy en Barcelona su gira española El artista ofrece mañana en Madrid su segundo concierto, para el que aún hay entradas

Tom Jones, todo sonrisa, todo satisfacción, ya está en España. Llegó ayer al aeropuerto de El Prat en un vuelo regular procedente de Zúrich, y esta noche ofrece en el Palacio de los Deportes de Barcelona el primero de sus dos conciertos en España, país en el que no actuaba desde los años setenta. Mañana le toca el turno a Madrid, donde el Tigre de Gales actuará en el Palacio de Deportes de la Comunidad. Ambos conciertos comenzarán a las diez de la noche. En Barcelona se han agotado las localidades, mientras que en Madrid aún quedan algunas a la venta.

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Tom Jones, que ayer no quiso hacer declaraciones, permanece ajeno a tales minucias, ya que su carrera está en la cumbre luego de una trayectoria de tres décadas abierta con su primer gran éxito, esa soberbia composición, ajena, como todas las que canta, titulada It's not unusual. Canciones como ésa, aún en plena vigencia, hacen explicable que Tom Jones sea capaz de seducir a mamás e hijas, a veteranos y jovencitos, a unos y otras. Por eso Tom Jones verá, tanto en Madrid como en Barcelona, a un público variado en el sentido más estricto del término, sacando del contexto generacional su presencia en España. El de Gales es de los pocos artistas contemporáneos que pueden permitirse ese lujo.Pero que ello no haga pensar que Tom Jones, curtido en shows de Las Vegas ante un público que exhibe pedrería y bolsillos saqueados por los casinos de la ciudad, se comporta como una de esas estrellitas estúpidas del pop contemporáneo que van de nuevos y maleducados ricos. Este artista no ha solicitado excentricidades, "sólo que el camerino esté limpio", en palabras de un portavoz de Gai & Co, promotora de los conciertos. Además, todo se ha de decir, el artista ha pedido vinos californianos y Cabernet Sauvignon francés, nada del otro mundo para alguien que parece interpretar el lujo en forma de kilos de oro.

Tal y como evidenció en una visita promocional a Barcelona hace un par de meses, Tom Jones es de los que aprovechan un cuerpo bien fornido para aguantar bastantes gramos de este noble metal, en un gesto estético que lo identifica con esos raperos yanquis que llevan la cabeza inclinada a causa del peso de sus doradas cadenas. A pesar de ello, Jones, todo normalidad, viajará mañana mismo por la tarde a Madrid en un vuelo regular de Iberia.

Porque Tom Jones es un tipo directo y sencillo. Tanto que no se esconde y reconoce que lo mejor, lo único que tiene, es ese pedazo de voz que ha mantenido inalterable durante treinta años. Antes, años ha, Tom tambien tenía una carrocería hercúlea y apolínea, que hizo babear a las mamás de los actuales indies, pero el tiempo no pasa en balde ni para él mismo. Claro que Jones también tiene ese sentido común de la gente sencilla, un sentido común que le ha hecho declarar que "antes, mi cuerpo ocultaba la calidad de mi voz, pero ahora, que soy más mayor, la gente sólo se fija en lo bien que canto". Ni una folclórica lo hubiese dicho mejor.

Y esta noche en Barcelona y mañana en Madrid, Tom Jones cantará como sólo él lo sabe hacer. Acompañado por una banda que incorpora batería, bajo, guitarra, teclados, dos trompetas, saxo y tres coristas, pondrá su chorro de voz al servicio de temas clásicos, véase It's not unusual, Delilah, I'll never fall in love again, Green, green grass of home; clásicos recientes, Kiss, sin ir más lejos, y esa ristra de piezas que en una operación de mercadotecnia similar a la operada con Carlos Santana le han reflotado para las nuevas generaciones gracias a Reload, un disco de versiones en el que mayormente canta con chavales que podrían ser sus nietos.

Todo eso lo hará en un concierto de unas dos horas, separadas por un descanso de unos veinte minutos, que permitirán al público paladear sin prisas una visita largamente esperada. La organización no ha facilitado esa lista de datos que aturden con cifras relativas a metros de cables y toneladas de hierro necesarias para elevar el escenario, pero que nadie dude de que Tom Jones ofrecerá un espectáculo impecable.

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