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Un informe denuncia desvíos financieros en el museo ruso del Ermitage Los directivos acusan al Tribunal de Cuentas de actuar por motivaciones políticas

El famoso Museo del Ermitage, de San Petersburgo, sin duda el más rico de toda Rusia, es hoy blanco de los ataques del Tribunal de Cuentas, que acusa a su administración de una serie de irregularidades, que van desde desvíos financieros, desaparición u olvido de miles de obras de arte en sus sótanos y muestras supuestamente perdidas hasta a "ignorar los intereses de Rusia" a la hora de organizar exposiciones en el extranjero.

Curiosamente, los datos del informe, que data del año pasado, fueron hechos públicos a principios de marzo, precisamente cuando el número dos del citado tribunal, Yuri Bóldirev, anunció que presentaba su candidatura a gobernador (alcalde) de la ex capital imperial en los comicios que se celebrarán el próximo domingo.Las opiniones se han dividido, y mientras unos se escandalizan por el caos que aparentemente reina en el museo, otros lo defienden a brazo partido y denuncian motivos exclusivamente políticos detrás de la campaña lanzada por Bóldirev y su colega en el Tribunal de Cuentas, Piotr Chernomord.

La investigación llevada a cabo por el tribunal perseguía determinar si el Ermitage usaba debidamente el dinero del Estado. Independientemente de las posibles irregularidades encontradas por los auditores, llama la atención que Bóldirev y Chernomord hayan empezado a dar entrevistas contra la dirección del Ermitage y que lo hayan hecho antes de que el museo recibiera copia del informe y, por ende, antes de que terminara el plazo que da el tribunal para responder a las acusaciones. Precisamente esta circunstancia, unida a la campaña electoral en San Petersburgo, ha tenido como consecuencia que muchos piensen que el escándalo ha sido destapado de forma consciente.

Organizaciones comerciales

Una de las cosas que denuncia el Tribunal de Cuentas es que el museo "abriga en su seno 29 organizaciones comerciales". Pero hay que precisar que el museo está crónicamente descapitalizado y que ni siquiera recibe la mitad de lo que el presupuesto federal contempla. Así, en 1998, recibió sólo unos 350 millones de pesetas, lo que no alcanza al 40% de lo previsto en la ley presupuestaria. El año pasado el museo obtuvo unos cien millones del Gobierno y logró ganar otros tantos gracias a la organización de exposiciones, donaciones y otras fuentes.

Así las cosas, es cuando menos extraño que el Tribunal de Cuentas critique al Ermitage porque éste gane poco dinero para el Estado y porque, al organizar las exposiciones, no tome en cuenta "los intereses de la Federación Rusa". Este punto de vista ni siquiera es compartido por el Gobierno ruso, concretamente por el Ministerio de Cultura. El titular del ramo, Mijaíl Shvidkói, considera que no se debe pretender hoy que las organizaciones culturales sean rentables. La tarea de los museos es hacer propaganda del legado cultural y no ganar dinero, señala Shvidkói.

El informe sobre las supuestas irregularidades del Ermitage llena 38 páginas, y todo el que quiera puede verlo en Internet (www.kommersant.ru), así como la respuesta del museo, que ocupa 75 páginas (www.hermitage.ru). Mijaíl Piotrovski, director del Ermitage, hace ya casi dos meses que debe defenderse en la prensa y la televisión de las acusaciones que se le hacen y tratar de demostrar que no es un ladrón.

Entre las denuncias de Bóldirev destaca la que dice que 50 muestras fueron revisadas selectivamente y sólo tres resultaron estar en su lugar. Piotrovski responde a ello diciendo que se trata de una típica tergiversación de la realidad. Así, entre las obras desaparecidas figura una Venus de mármol que no está en los documentos del museo hace ya medio siglo, o un Mercurio de bronce que fue robado hace 40 años de la exposición realizada en Orenburgo. La lista puede ampliarse. Todo esto es conocido y demuestra, según Piotrovski, la mala fe de los auditores.

Piotrovski tuvo que aparecer ayer nuevamente en la televisión. Esta vez para tranquilizar a los rusos y explicarles que la serie Petersburgo, ciudad de bandidos es una película de ficción y que no es verdad que el 70% de los cuadros del Ermitage sean copias como en ella se afirma.

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