Putin propone a la Duma que nombre a Kasiánov primer ministro ruso
Si el presidente Vladímir Putin transforma Rusia, no será de manera brusca. Al presentar ayer a la Duma a Mijaíl Kasiánov (economista liberal de 42 años bien visto en Occidente) como candidato a primer ministro, el nuevo presidente hizo una apuesta por la continuidad que probablemente se reforzará con la composición del Gobierno. Kasiánov ya dijo ayer que no hay que esperar grandes cambios.
No hubo sorpresas. No se concretaron los rumores de que Putin podría sacarse de la manga un candidato conflictivo, como el ex vicejefe de Gobierno Anatoli Chubáis, uno de los políticos más odiados de Rusia. Eso facilitará que la Duma, probablemente el próximo miércoles, dé el visto bueno sin problemas a Kasiánov. Ni siquiera es probable que los comunistas presenten una batalla frontal que tendrían perdida de antemano, pero a la que se habrían lanzado de todas formas si el propuesto hubiese sido Chubáis, cerebro de una política de privatizaciones salvajes de desastrosos efectos sociales.Tampoco habrá sorpresas en la Administración Presidencial, al frente de la cual parece que seguirá de momento Alexandr Voloshin, destacado miembro de La Familia, el círculo de intrigantes que marcó los últimos años del segundo mandato de Borís Yeltsin.
Lo primero que hizo Putin cuando tomó posesión de su cargo el domingo fue nombrar a Kasiánov primer ministro en funciones, aunque ya venía ejerciendo en la práctica como tal desde el 31 de diciembre, cuando Borís Yeltsin entregó el poder.
Si la Duma anterior, dominada por las las fuerzas de izquierda de Guennadi Ziugánov y sus aliados, no se atrevió a llevar hasta sus últimas consecuencias sus disputas con Borís Yeltsin, mucho menos lo hará la actual, elegida el pasado 19 de diciembre y mucho más favorable al Kremlin. Se da por seguro, por tanto, que Kasiánov será aceptado en la primera votación y que, poco después, completará con Putin un Gabinete que consagrará un reparto de funciones.
Reparto de funciones
El primer ministro controlará estrechamente la política económica (en la que es especialista) y el presidente se dedicará sobre todo a la Exterior, de Seguridad y de Defensa, que le resulta más familiar dado su currículo de antiguo espía y jefe del Servicio Federal de Seguridad.
La tónica parece que será el continuismo. Se da por seguro, por ejemplo, que el mariscal Ígor Serguéyev conservará su puesto de ministro, al igual que el jefe de la diplomacia, Ígor Ivanov (un especialista en la supervivencia, en tres Gobiernos ya), e incluso el titular de Interior, Vladímir Rushailo.
Voloshin es considerado un hombre del magnate Borís Berezvoski, conocido durante la era de Yeltsin como el Rasputín del Kremlin. Otro tanto se dice de Kasiánov, aunque con menor énfasis. Él lo niega rotundamente. Admite cierta relación con el oligarca por antonomasia, pero también con otros, lo que encuentra lógico habida cuenta de que se trata de los grandes financieros, empresarios y dueños de grupos mediáticos que controlan medio país, aunque se hicieran con él a precio de saldo en los años de la "terapia de choque".
La duda estriba en si Kasiánov, exministro de Finanzas y negociador con Occidente de un acuerdo de reducción de la multibillonaria deuda de la URSS, da el perfil necesario para hacer realidad la promesa de Putin de acabar con los oligarcas como clase imbricada en el poder y manipuladora de éste. Dos periódicos rusos, Versia y Novaya Gazeta, intentaron ponerle en la picota por la supuesta utilización de información privilegiada en favor de algunos bancos y empresarios.
La nueva Rusia que Putin prometió durante su campaña se hará esperar, si es que llega. Los analistas especulan ya con cuántos ministros, viceministros o miembros de la élite de la Administración Presidencial colocarán en el nuevo equipo Berezovski, Roman Abramóvich, Chubáis, Piotr Aven y otros oligarcas. Además, habrá un peso destacado de los hombres de San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, de la que se trajo a Moscú a estrategas de su campaña electoral, expertos que preparan su programa económico y ex compañeros del KGB que está colocando en los órganos de seguridad y en su entorno más inmediato.
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