El Gobierno vasco reconoce que hay riesgo de un enfrentamiento social

El Gobierno vasco admitió ayer por primera vez, en plena resaca por el asesinato de José Luis López de Lacalle, que el actual clima de profunda división partidista puede empapar a los ciudadanos y generar una fractura social. El portavoz del Ejecutivo de Vitoria, Josu Jon Imaz, quiso "alejar los fantasmas" de un conflicto entre ciudadanos, pero advirtió de que "la convivencia, la cohesión social y el progreso" peligran. Imaz acusó a José María Aznar de "carecer del sentido de la ética" por criticar al Ejecutivo vasco un día de duelo.

El día después del funeral de Lacalle, el Gabinete de Juan José Ibarretxe quiso, tras su reunión semanal, mostrar su absoluta disconformidad con las críticas que recibió el lunes desde Rabat de labios del presidente del Gobierno central, José María Aznar, quien en los términos más contundentes exigió elecciones anticipadas en Euskadi. Pero en su declaración pública, entre las muestras de solidaridad con la familia del asesinado, las críticas al PP por desmarcarse de la convocatoria de Ibarretxe, y la repulsa por las declaraciones de Aznar, el Ejecutivo de Vitoria dio muestras de preocupación ante la posibilidad de un enfrentamiento social en el País Vasco.Imaz, 24 horas después de que los partidos acudieran divididos a las convocatorias de protesta, hizo un llamamiento a la serenidad y al diálogo "para no poner en riesgo la convivencia, la cohesión social y el progreso de Euskadi". Durante el turno de preguntas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno concretó esa preocupación del Ejecutivo: "Es evidente que existe división, crispación y fractura entre los partidos. También creo que a día de hoy no existe esa fractura social, pero cuando se fomenta desde el debate político, existe el riesgo de trasladar esa fractura a la sociedad".

El portavoz, que por vez primera mostró abiertamente la inquietud del Gobierno vasco, prefirió, no obstante, hacer un llamamiento a los partidos para que retomen el diálogo: "Prefiero no pensar que puede pasar si fomentamos la crispación".

La teoría del enfrentamiento social, que ya apuntó el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, empieza a ser un temor bastante extendido. El Círculo de Empresarios hizo ayer un llamamiento para que los partidos retomen el diálogo y así evitar problemas mayores.

Para Imaz, el mejor ejemplo de lo que no hay que hacer lo ofrece Aznar. "Lo último que nos demanda la sociedad vasca es la descalificación. Y eso es lo que hizo Aznar desde Marruecos", criticó el portavoz, para quien el presidente del Gobierno central "carece del más elemental sentido de la ética y del respeto por el dolor" que embarga "a toda la sociedad vasca". Aznar exigió la inmediata convocatoria de elecciones anticipadas "para acabar con tanta ignominia".

Aznar nacionalista

A las críticas del portavoz del Gobierno se sumó el PNV, que a través de una nota de prensa se felicitó de que Aznar, a quien llama "nacionalista ejerciente", ahora sea demócrata porque "ciertamente no lo ha sido". También le dice que su verdadero temor es que una vez conseguida la paz, "la mayoría nacionalista se ponga en marcha".

A pesar del cruce de acusaciones, a las que también se sumó Eusko Alkartasuna - "las palabras de Aznar son un disparate", dijo su secretario general Gorka Knörr-, el portavoz del Gobierno vasco emplazó al presidente del Ejecutivo central a que convoque una reunión urgente con el lehendakari para intentar reconducir la situación. Imaz reiteró que "las puertas del lehendakari siempre están abiertas al diálogo. Es más", dijo, "su voluntad es que ese diálogo exista".

Para acabar de completar el complicado panorama político vasco, el portavoz del PNV, Joseba Egibar, adelantó que Euskal Herritarrok (las siglas electorales de Herri Batasuna) podría no presentarse a las próximas elecciones autonómicas. "No me extrañaría", dijo Egibar, después de criticar a EH por estar "desaparecida" tras los asesinatos de ETA.

Las sospechas de Egibar tienen su fundamento en la tesis de EH de que el Parlamento de Vitoria es la institución que representa la división de los vascos. Frente a esa institución nacional vasca que, al igual que ETA, anhelan y que representaría no sólo a las tres provincias de la comunidad autónoma, sino también a Navarra y a las vascofrancesas, la actual Cámara autonómica significa la antítesis de su concepto de territorialidad.

Precisamente EH se abstuvo ayer en las votaciones de la Mesa y la Junta de Portavoces del Parlamento vasco que dieron como resultado la aprobación de una nota de condena por el asesinato de José Luis López de Lacalle. La condena, "calcada" a la que siguió al asesinato del portavoz socialista Fernando Buesa, en palabras del presidente de la Cámara, Juan María Atutxa, califica el asesinato de "crimen y tragedia humana", y ofrece la solidaridad a la familia del periodista. "Este asesinato es un atentado contra la libertad de todos los vascos y contra la pluralidad que nos enriquece, contra la democracia y la libertad de expresión". El Congreso de los Diputados y el Senado también aprobaron ayer declaraciones institucionales en las que condenan el último atentado de ETA.

Las peticiones a ETA para que abandone las armas llegaron también desde Elkarri. Su coordinador, Jonan Fernández, explicó que "mientras exista la violencia es muy difícil que existan compromisos" entre los partidos.

El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, respaldó el sermón del obispo Uriarte en el funeral de Lacalle, criticado desde las filas populares, y dijo que "el PP ha dejado de ser católico".