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El sueño de UPN de construir una autopista del Pirineo pierde visos de hacerse realidad

El sueño del gobierno de UPN de construir una autovía a Francia para eludir la frontera vasca de Irún y comunicar España y Francia a través de un corredor navarro podría tener una corta vida. El Ministerio de Transportes francés no apoya la creación de la vía transpirenaica y, sin la financiación necesaria, la carretera podría no construirse nunca. A las autoridades francesas les interesaría más incrementar el comercio transpirenaico de mercancías por ferrocarril, para lo que ya han realizado un estudio. De momento, el proyecto de la autopista ha quedado congelado.

Francia no financiará la autopista a través del Pirineo navarro porque apuesta por reforzar las vías terrestres ya existentes y porque pretende mejorar las conexiones ferroviarias y marítimas para el tráfico de mercancías. Así lo ha expresado de forma oficial la consejera del ministerio galo de Transportes, Anne Bolliet, en un documento fechado el pasado 25 de abril y en el que se señala que "el estado no apoya ese proyecto" y que "los datos económicos disponibles no demuestran la necesidad de una nueva carretera de gran capacidad en el departamento de los Pirineos Atlánticos".El Gobierno de Navarra, principal impulsor del proyecto, ha recibido con cautela este jarro de agua fría que pone seriamente en duda cualquier viabilidad de la obra. De momento, el consejero del ramo, José Ignacio Palacios, se ha limitado a señalar que no han recibido información oficial al respecto y que están pendientes del resultado de futuras reuniones con los ministros de Transportes español y francés y con la consejera europea del sector, la española Loyola de Palacio, para concretar qué financiación se recibiría.

Hasta 42 alternativas

Palacios inició en 1997 los estudios para impulsar la construcción de esta vía, iniciativa que fue bien recibida por los responsables del departamento de los Pirineos Atlánticos. Tras varias reuniones bilaterales y la elaboración de los estudios previos, que fueron cofinanciados por Navarra y el Consejo Regional de Aquitania, se garantizó la viabilidad del proyecto y se acordó que el trazado de la vía debería atravesar la frontera en algún punto situado entre el valle de Baztán y Luzaide-Valcarlos, para proseguir hacia Pamplona y Madrid. Se llegaron a diseñar hasta 42 alternativas y la comisión de trabajo navarro-francesa decidió recabar la financiación necesaria antes de redactar el anteproyecto de los cuatro mejores trazados.

Sin embargo, el empeño de las autoridades locales de ambos lados de la frontera chocó desde el principio con la oposición no sólo de grupos políticos y medioambientales, agrupados en el lado francés en la asociación LEIA, sino también con el escepticismo con el que recibieron la iniciativa los responsables gubernamentales franceses. El vicepresidente del Consejo General de los Pirineos Atlánticos, Jean Jacques Laserre, ya advirtió el pasado mes de diciembre que sin la financiación de París ellos se desmarcarían del proyecto. Su superior, François Bayrou, fue menos ambiguo y mostró desde el principio su oposición. "Tengo una preocupación: cómo proteger uno de los lugares más bellos del mundo. No estoy a favor de proyectos faraónicos", dijo. Su oposición coincidió con la del presidente del Consejo Regional de Aquitania, Alain Rousset, y la de su vicepresidente, Jean Louis Carrere. "Esa gran carretera de la que habla Navarra supone deteriorar un paisaje maravilloso para nada. No se hará", sentenció en las páginas del diario Sud-Ouest, "mientras yo esté aquí".

Preferencia por el tren

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Tampoco el ministerio francés de Medio ambiente apoyó la iniciativa navarra. "La fórmula de la autovía será la última solución", dijo en su día la ministra Dominique Voynet. Y es que el gobierno socialista galo dispone del avance de un ambicioso estudio sobre el incremento de la relación comercial transpirenaica que apuesta preferentemente por el ferrocarril. De hecho, actualmente sólo 4,5 millones de toneladas de mercancías de las 163 que atraviesan las fronteras entre España y Francia lo hace en tren. París quiere elevar esa cifra al menos a 25 millones de toneladas anuales. Los asesores gubernamentales han recomendado congelar al menos durante 15 años el proyecto de autovía pirenaica y reforzar las vías existentes.

A la espera de que Loyola de Palacio y el Gobierno del PP concreten qué financiación podrían aportar, lo cierto es que la frase pronunciada por el presidente navarro Miguel Sanz en el sentido de que "de nada serviría una autovía que muera en un prado francés", está más cerca de cumplirse que nunca.

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