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Crítica:CLÁSICA - REAL ORQUESTA DE SEVILLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sonidos y evocaciones de España y Rusia

La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla tiene a su cargo esta semana los conciertos de abono de la OCNE. Es visita que Madrid recibe siempre con agrado, que, después, se torna aplauso entusiasta. La formación sevillana mantiene cualidades muy altas por el valor individual de los profesores y la sonoridad colectiva, muy bella y transparente. El director emérito de la Nacional, Rafael Frühbeck de Burgos, confeccionó un programa que los franceses denominan exotistas: música española y orientalismo ruso, bien conocido, como es Scherezade, de Rimski Korsakov. Su influencia en la música europea, no sólo sobre la rusa, fue muy grande y bastaría evocar ciertas páginas de Stravinski, Casella o Falla (especialmente los nocturnos) para advertirla. El sinfonismo se llenó de color a través de la fantasía de Rimski como se inundaría la ópera de dramatismo popular desde Borís Godunov, de Musorgski. Frühbeck equilibra en su visión lo que la sinfonía poemática sobre Las mil y una noches tiene de estructura formal y de imaginación tímbrica y rítmica, al tiempo que evita cualquier añadido expresivista.Como creación caracterizadamente modernista, el tiempo ha amarilleado un tanto Scherezade, pero su significación y su belleza siguen vivas. Más aún si llega con el virtuosismo, la flexibilidad y la fascinación con que la transmitió la formación sevillana -excelentes los solos del concertino, Serguéi Teslia- con el director burgalés.

Real Orquesta de Sevilla

Director: Frühbeck de Burgos. Solista: Pepe Romero, guitarra. Obras de Turina, Palomo y Rimski. Auditorio Nacional, Madrid, 5 de mayo.

Antes, los sevillanos y Frühbeck dictaron normas de entendimiento turinesco desde las Danzas fantásticas, tres cuadros que sobrepasan el costumbrismo para darnos, a través del perfume y el orden característicos de la personalidad de don Joaquín, un emblema para "la ciudad maravillosa", como Falla denominaba a Sevilla. En el centro de su programa, Frühbeck repuso los Nocturnos de Andalucía, para guitarra y orquesta, pensados por su autor, el director y compositor Lorenzo Palomo, para la guitarra del malagueño Pepe Romero, gran virtuoso y bonísimo músico.

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