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18è SALÓ INTERNACIONAL DEL CÒMIC DE BARCELONA

Max obtiene el gran premio

Los dibujantes Carlos Giménez, Álex Fito y Frank Miller, y el fanzine 'Amaníaco' también fueron galardonados

Doblete para Carlos Giménez, que obtiene por Paracuellos 3 (Glénat Ediciones) el premio a la mejor obra y guión. Max, por su parte, ha conseguido el gran premio por su trayectoria profesional. El Salón del Cómic de Barcelona otorgó sus galardones en una fiesta celebrada anoche en la sala Woman Caballero, durante la que también fue premiado Álex Fito como autor revelación. El álbum de Frank Miller 300 (Norma Editorial) fue premiado como mejor obra extranjera y Amaníaco fue considerado el mejor fanzine.

En esta edición es más que probable que no se levanten suspicacias por el veredicto. Todos los autores y las obras ganadoras lo han sido gracias al voto por correo de profesionales vinculados al sector. Periodistas, críticos y libreros han contribuido con su voto al resultado final que no fue conocido hasta el momento del recuento. La única excepción a este sistema corresponde al gran premio, elegido con voto secreto por el comité ejecutivo del Ficómic, que organiza el salón. Este mecanismo ha propiciado que fueran dos nombres clave del cómic contemporáneo español los que se llevaran los máximos honores: Max (Francesc Capdevila Gisbert, Barcelona, 1956) y Carlos Giménez (Madrid, 1941).Al citar a Max, no sólo hablamos de sus primeras postales de gnomos del bosque que se vendían en los tenderetes hippies de mediados de los setenta; ni de Gustavo, un inconformista personaje fruto del espíritu de la contracultura, ni de Peter Punk, su más célebre creación; ni tampoco de la mascota del centenario del Barça, sino también de nombres como Gallardo, Pons, Martí, Mediavilla y Nazario, que junto a los editores Berenguer y Toutain aparecían en la foto del primer número de El Víbora, revista que ha resistido la crisis de las publicaciones de cómics y que está a punto de alcanzar los 250 números. Hablar de Max también es hablar del underground, de publicaciones como Nasti de Plasti y de autores como Carratalá, Pàmies, Ceesepe y El Hortelano.

Pero junto a este bagaje histórico, premiar a Max es también reconocer su capacidad de renovación que le ha hecho estar vinculado a otros autores más jóvenes, como Álex Fito, que ha obtenido el premio al autor revelación y al que Max publicó la obra Raspa Kids, en el sello Medio Muerto, creado junto al dibujante Pere Joan. Como editor ha creado Nosotros somos los muertos, una excelente revista de la que se acaba de publicar su definitivo último numero.

Si el arranque de Max fue el cómic underground, el de Carlos Giménez fue el del trabajo de agencias para pasar luego al cómic de autor, comprometido con los problemas de su época. Al igual que el premio a Max salpica a otros autores, galardonar a Giménez es reconocer a Beà, a Usero, a Alfonso Font, a Carlos García, a Manfred Sommer, entre otros.

El premio a la mejor obra extranjera, 300, de Frank Miller, es uno de los trabajos más impresionantes de la década pasada. Cuando Miller trabajó con el personaje Daredevil dio una dimensión profunda al género de los superhéroes consiguiendo superar la simpleza de caracteres. Y cuando en los ochenta tomó a Batman en la obra El señor de la noche, dio un vuelco conceptual y gráfico al personaje. Una de sus más desgarradoras obras recientes es Sin City, un delirio gráfico en blanco y negro.

Álex Fito (México DF, 1972) obtuvo ayer el premio al autor revelación. Su solidez estaba avalada con dos candidaturas más a los premios: a la mejor obra, y al mejor guión por Raspa Kids.

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Susanna Saez

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