Crece, tras cinco años, el número de escolares de P-3

VIENE DE LA PÁGINA 1 Los alumnos que se integren en el sistema escolar cuando comience el próximo curso se encontrarán con una serie de importantes novedades, que afectan tanto a los pequeños de P-3 como a los más mayores de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Para los primeros el Departamento de Enseñanza -que ayer comunicó a los sindicatos las reformas previstas para el curso 2000-2001- tiene previsto que comiencen el aprendizaje de la lectura y la escritura en el primer ciclo de la Educación Infantil, es decir, antes de los seis años, edad a la que empezaban actualmente. El departamento considera que, dado que el primer ciclo de Primaria, que aunque no es obligatorio en términos estrictamente legales, ya es universal, este tipo de aprendizaje puede adelantarse.

En lo que se refiere a la Enseñanza Primaria, la nueva consejera Carme Laura Gil ha decidido ampliar la autonomía de los centros de manera que, de un modo aún experimental, cada uno de ellos tendrá autonomía para elaborar un plan propio y definir cuáles serán sus competencias básicas. A todos los centros de primaria se les exigirá una evaluación del nivel a final del cuarto curso de primaria, lo que corresponde a los 10 años de edad.

De los 52.696 alumnos preinscritos este año en P-3, 33.040 lo han hecho en la escuela pública y 19.656 en los centros concertados, lo que supone un aumento de la primera opción, que en este caso es gratuita en contraposición a la segunda, respecto al año anterior.

En lo que se refiere a la ESO, las instrucciones del Departamento de Enseñanza van claramente en la dirección de satisfacer las demandas más importantes del profesorado quejoso de ciertos aspectos de la aplicación de la reforma, especialmente en lo que respecta a la diversidad extrema, en algunos casos, de los alumnos en una misma aula.

Los institutos deberán garantizar que entre los créditos variables se incluyan las áreas básicas de catalán, castellano, inglés, matemáticas y sociales, que deberán disponer, al menos, de tres horas semanales cada una de ellas, lo que, de facto, convierte estos créditos en obligatorios e impide que se impartan de forma discontinua a lo largo del curso.

Asimismo, el departamento prevé profundizar en la atención a la diversidad, pero también en potenciar las llamadas unidades de adaptación curricular, para alumnos que sufran determinadas carencias, y las unidades de adaptación externa, para aquellos casos de alumnos con graves problemas de escolarización. También se potenciarán las unidades especiales para atender a los alumnos de incorporación tardía, generalmente hijos de inmigrantes. Dentro de estas medidas de racionalización de la reforma, se incluye que un alumno no pueda tener más de seis profesores por trimestre. Jaume Graells, del sindicato UGT, considera "positivas" estas reformas, si bien espera que Enseñanza dote a los centros de los medios necesarios.