_
_
_
_
EL NUEVO GOBIERNOMARIANO RAJOY - VICEPRESIDENTE PRIMERO

Un trabajo eficaz apoyado en la diplomacia El director de la triunfal campaña electoral del 12-M ha sabido afrontar las tareas más delicadas

Luis R. Aizpeolea

El nuevo vicepresidente político, Mariano Rajoy Brey (Santiago de Compostela, 27 de marzo de 1955; licenciado en Derecho y registrador de la propiedad), ha sido recompensado por José María Aznar tras casi diez años de estrecha colaboración en algunas de las tareas más delicadas. La más reciente ha sido precisamente la dirección de la campaña triunfal para el 12-M, lo que ha incrementado su popularidad. Aznar reconoció su buen trabajo en la misma noche de la victoria en las urnas al pedirle que le acompañara en su salida al balcón de Génova para recibir la aclamación de los simpatizantes del partido.Aznar se trajo a Rajoy desde Galicia, donde había sido presidente de la Diputación de Pontevedra y vicepresidente de la Xunta con tan sólo 34 años, para que le ayudara en la refundación del PP. Eran momentos difíciles para un partido al que le acababa de estallar el caso Naseiro (presunta financiación irregular). A Rajoy le correspondió entonces afrontar la renovación interna de una formación que contaba entre sus filas con viejos políticos de la etapa franquista. En esa labor desarrolló ya la que posteriormente se convertiría en su cualidad más reconocida: su capacidad para el diálogo y la diplomacia.

Consagrado como uno de sus colaboradores directos, Aznar también contó con él para la negociación más importante que el PP, desde la oposición, culminó con éxito con el Gobierno socialista de Felipe González: los pactos autonómicos de 1992.

La experiencia acumulada por Rajoy en la política territorial y su demostrado carácter conciliador hicieron que Aznar le encomendara en 1996 una de las misiones más arduas de su primer Gabinete: las negociaciones con los nacionalistas cuando el PP, en minoría parlamentaria, tenía que apoyarse tanto en Convergència i Unió como en Coalición Canaria. Así, como ministro de Administraciones Públicas, derrochó paciencia y suavizó asperezas con el despliegue de su sentido del humor.

Rajoy había tenido que negociar todos los traspasos de competencias que Aznar pactó con Jordi Pujol, el líder de CiU, y Xabier Arzalluz, el del PNV, en mayo de 1996 para hacer posible su investidura presidencial. Pero, cuando el Ejecutivo cumplió tales compromisos, a finales de 1997, se plantó y repitió una y otra vez a los nacionalistas que ya no habría nada más.

Curiosamente, la peor experiencia de Rajoy en Administraciones Públicas no procedió de su relación con los nacionalistas vascos o catalanes, sino de la Junta de Andalucía, gobernada al fin y al cabo por el PSOE. La única vez que se le ha visto irritado en público fue en enero de 1997 tras una reunión con los consejeros socialistas andaluces. En plena negociación de la financiación autonómica, éstos le habían exigido que se grabase su reunión. Rajoy se negó a entregarles la cinta y la bronca fue fenomenal. Con todo, fue en esa época cuando acuñó sus cuatro mandamientos de andar por casa para navegar por los despachos y los escaños: "Paciencia, sentido del humor, espíritu deportivo y sentido de la indiferencia".

Si la cuestión territorial ya fue una gran complicación, Aznar también le encargó bregar con otro asunto imposible que supo llevar con dignidad: el programa de Administración del PP. Otros dirigentes populares habían elaborado desde la oposición un programa para cuando estuvieran en La Moncloa en el que prometían una reducción drástica de los altos cargos y los organismos públicos. Tras comprobar enseguida que no era posible cumplirlo, Rajoy tuvo el valor de reconocerlo públicamente, lo que le dio un marchamo de honestidad e independencia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los cambios de 1999 supusieron que Rajoy dejase el departamento de Administraciones Públicas y pasara al de Educación y Cultura. En éste le tocó capear la compleja situación que se había creado respecto a las comunidades autónomas gobernadas por los nacionalistas a cuenta de la reforma de las Humanidades planteada por su antecesora en el cargo, Esperanza Aguirre, la actual presidenta del Senado.

Finalmente, Aznar le llamó antes de las Navidades pasadas para que asumiera una campaña electoral que se planteaba dificultosa. Ha sido, hasta ahora, su último servicio al líder del PP. Culminado con un éxito absoluto, su recompensa se denomina vicepresidencia política, en la que ha desplazado a Francisco Álvarez Cascos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_