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Tribuna:LA SITUACIÓN DEL PAÍS VASCO
Tribuna
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El papel de los no nacionalistas en Euskadi

El nacionalismo se ha convertido en un problema importante en el País Vasco como consecuencia de su posición política y estratégica referente al terrorismo de ETA y las políticas de pacificación que se deben desarrollar. En los últimos tiempos, a instancias de ETA y EH, el nacionalismo otrora democrático se ha vinculado al proceso de "construcción nacional" que sólo pretende romper el marco jurídico que fija las relaciones del País Vasco con el Estado español, por tanto, que inicia el itinerario hacia la independencia. ¿De quién? Eso no lo sabemos bien porque el nacionalismo, en su afán maximalista, incluye en su proyecto independentista a Navarra y el País Vasco francés, que gozan de estructuras políticas y sociales muy diferentes a Euskadi.A pesar de todo, el nacionalismo vasco ha optado por radicalizar su discurso y, además, por iniciar una serie de actuaciones tendentes a desestabilizar la vida política e institucional provocando reacciones perniciosas para la convivencia de los vascos. Primero fue la creación de un frente nacionalista en el que ha cabido incluso HB. Después ha sido la proclamación de la inutilidad del actual Estatuto de Autonomía. Al mismo tiempo, han sido creadas diferentes organizaciones, como Udalbiltza, con la función de suplantar a las instituciones derivadas del Estatuto y la Constitución; del mismo modo, se ha abierto un debate estéril en torno al derecho de autodeterminación y sus posibles formas de desarrollo. El resultado final es una sociedad dual (nacionalistas- no nacionalistas) intransigente, radicalizada en sus posiciones y nada eficaz para afrontar los nuevos tiempos y prosperar en ellos.

Esa dualización, cuya denominación más sencilla y atinada es "nacionalistas-no nacionalistas", también tiene otros nombres menos afortunados y más interesados que, acuñados por los nacionalistas, han terminado por imponerse en el lenguaje coloquial. Se habla de constitucionalistas o no, de autonomistas o no, de vasquistas y españolistas, de nacionalistas vascos y nacionalistas españoles, en suma, se trata de hacer ostensible la existencia de dos bandos no sólo diferentes, sino antagónicos y enfrentados. En este sentido, los nacionalistas han ganado el asalto, pero el combate (si puede llamarse así) es bastante más largo. Se trata ahora que los no nacionalistas sepan cuál debe ser el papel que tienen que desempeñar en esta representación. La farsa nacionalista titulada "la construcción nacional" se halla en medio del nudo, se trata de hacer que el desenlace sea el más beneficioso para la convivencia de los vascos. Por eso es ahora cuando cobra una importancia crucial el protagonismo de los no nacionalistas. Desde luego, es un error de bulto responder a los nacionalistas como ellos desean que se haga, es una flagrante insensatez responder al evidente frente nacionalista (PNV, EA,EH) con la consolidación de un frente no nacionalista formado por PP,PSE y UA.

Los no nacionalistas no deben tener en común nada más que la defensa del marco jurídico, el respeto al entramado institucional derivado de ese marco jurídico y la convicción democrática. Fuera de esto, cualquier coincidencia debe ser casual y, de ningún modo debe responder a una estrategia común. Se trata de convencer a los vascos de que no es necesaria la testarudez del nacionalismo para defender el bienestar de todos; que el nacionalismo no es imprescindible para preservar la lengua, la cultura o las costumbres; que se interpreta la Historia con más rigor desde la serenidad de los no nacionalistas que desde la obcecación nacionalista. En resumen, que ser vasco es mucho más sano que ser nacionalista, incluso que el nacionalismo sólo se nutre de las debilidades y complejos del vasquismo.

No sólo es un grave error consolidar un frente no nacionalista; lo es también esperar al acecho de que la suma de los votos cosechados en unas posibles elecciones anticipadas por las distintas formaciones no nacionalistas alcancen la mayoría. La democracia permite jugar con los resultados electorales, pero un ejercicio democrático adecuado es el que lee los resultados sin ofuscaciones, con el suficiente sosiego que le permita construir , no lo mejor para la formación política solamente, sino para la sociedad. Por todo lo esbozado considero desatinado afirmar, como han hecho algunos líderes políticos, que Euskadi sólo se puede considerar normalizado cuando haya un lehendakari no nacionalista. ¿Por qué? ¿Será Euskadi normal con un no nacionalista que tome, por ejemplo, la decisión de abolir el euskera o renunciar a la Autonomía?

Para normalizar Euskadi se tienen que dar otras cosas. Enumeraré algunas: desarrollo total del Estatuto para que los nacionalistas dejen de desacreditarlo, desaparición de ETA mediante cualquier forma legal y democrática que cuente con el mayor respaldo posible, respeto a la pluralidad política y social, defensa de la cultura vasca autóctona junto a la consideración de las culturas aportadas por los inmigrantes como factores de enriquecimiento cultura, potenciación del mestizaje,... Es tiempo de que los no nacionalistas se consideren tan dueños de sus vidas y sus territorios como los nacionalistas, y obren como tal. No se trata de colonizar Euskadi por parte de los no nacionalistas, sino de demostrar a los vascos que el imperio nacionalista es tan nocivo para ellos como cualquier imperio. Lo demás vendrá por añadidura.

Josu Montalbán es portavoz del PSE-EE en las Juntas Generales de Vizcaya.

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