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Hagan juego, señores

La atracción por el vértigo de jugar en un casino parece haberse detenido en Euskadi. La aprobación de la ley vasca de juego en noviembre de 1991 derribó los cerrojos prohibitivos y mostró que los casinos no siempre son lugares donde acuden personajes envueltos en lujo y dinero. Pero el auge de la década de los noventa empieza a ralentizarse. Los dos casinos abiertos en el País Vasco ingresaron el año pasado un total de 2.393,6 millones de pesetas, 93,6 millones menos que en el ejercicio anterior.En la comunidad autónoma están abiertos el Nervión, en Bilbao, y el Kursaal, en San Sebastián. Al primero acudieron el pasado año 74.607 visitantes, con una media de 200 al día, mientras que el establecimiento de juego guipuzcoano atrajo el interés de 48.785 personas, con una media diaria de unas 150.

A los jugadores de los casinos vascos no se les suelen derramar las fichas de las manos antes de llegar a caja a cobrar sus ganancias. "Los clientes son de muchos tipos. Hay imágenes que ya están desfasadas y que sólo se mantienen en la Costa Azul. La gente que acude a un casino lo hace para jugar, pero también para pasar el rato o ver una exposición", señala Alberto Sanz, director de Juego y Espectáculos del Gobierno autónomo.

Sin embargo, aunque la variedad de juegos es cada vez mayor, la oferta de atracciones aumenta y el número de asistentes a los casinos se incrementa anualmente, los ingresos de los casinos representan únicamente el 5% del total de las ganancias globales de los juegos de azar [de los dependientes del Gobierno vasco]. Los casinos ocupan en Euskadi el tercer lugar de las preferencias de los ciudadanos a la hora de jugar, por detrás de las máquinas tragaperras, que suponen cerca de un 60% de los ingresos, y los bingos, con algo más del 35%, según datos correspondientes a 1998. Las cifras referentes al año pasado serán dadas a conocer próximamente en la memoria de la Dirección de Juego y Espectáculos del Ejecutivo de Vitoria.

Sin embargo, ya se puede adelantar que en 1999 los dos casinos instalados en la comunidad autónoma ingresaron un total de 2.393,6 millones de pesetas. De esta cifra, al Nervión le corresponden 1.537,6 millones y al Kursaal, los otros 856, según datos proporcionados por la Dirección de Juego.

Comparando estas cifras con las de 1998, se aprecia un estancamiento de los ingresos. El Gran Casino Nervión ganó en ese ejercicio un total de 1.555,4 millones de pesetas, con lo que se comprueba una pérdida de 16,8 millones en el último año. El Kursaal recibió a través del juego 932,8 millones, así que la diferencia en un año es de 76,8 millones menos.

Sin embargo, el descenso de ingresos no parece significar que el negocio de estos establecimientos vaya mal en Euskadi. "El casino va bien. Se está estabilizando, nosotros estamos contentos y vemos esa bajada de ingresos como algo anecdótico que no nos preocupa", explica María Ortiz Cañavate, gerente del Nervión.

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Este establecimiento bilbaíno abrió en 1996 y desde entonces ha ido incrementando su oferta, y no sólo de juegos. "Nosotros [la gerencia] queremos que el casino sea una alternativa al ocio. Por eso tenemos las máquinas, que tienen mucho éxito, y cuatro tipos de póquer y otros juegos. Pero también ofrecemos exposiciones de fotografía y pintura, espectáculos y, desde luego, el restaurante", se explaya Ortiz Cañavate. El establecimiento hostelero recibió a unas 18.000 personas en 1999.

El Gran Casino Nervión, de capital internacional, está instalado desde 1996 en el edificio de la Sociedad Bilbaína, que albergó un salón de juego en los años 20. Actualmente, ofrece la posibilidad de apostar, entre otras modalidades, a la ruleta rusa, a la americana, al black jack, conocido también como 21, que es la puntuación máxima que se puede obtener y, sobre todo, a cuatro tipos de póquer.

"Fue uno de los primeros que ofreció ese juego considerado un poco maldito cuando las partidas eran clandestinas. Somos la comunidad de España que más tipos de póquer ofrece: sintético, chino, caribeño, sin descarte o cambiado", informa el director general de Juego y Espectáculos del Gobierno vasco.

En San Sebastián, el casino Kursaal, de capital vasco, lucha por salir de la crisis que a punto estuvo de hacerle naufragar y que la acción de los trabajadores consiguió sacar adelante. Abandonó las instalaciones del hotel Londres, donde estuvo ubicado desde 1970, y abrió de nuevo sus puertas, el 23 de febrero del pasado año, en el edifio del cine Petit Casino, en la entrada de la Parte Vieja donostiarra. Así lo explica Alberto Sanz, quien cree que el Kursaal ya ha pasado lo peor.

La Dirección de Juego depende de la consejería de Interior y "vigila, inspecciona y controla" las actividades de juego y espectáculos. El pasado año, realizó 169 inspecciones, que en 1998 ascendieron a 153. "En ninguna se ha detectado una irregularidad grave". Policías especializados vigilan para evitar que los casinos sirvan para realizar acciones fraudulentas, como el blanqueo de dinero. Mientras, el juego sigue.

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