El proyecto

Eduardo Zaplana insiste en que será él, y no otro, quien coloque en su territorio la primera piedra del AVE Madrid-Comunidad Valenciana. De inaugurar la alta velocidad ferroviaria no habla porque ya se sabe que es una obra de calado que sobrevivirá al menos a dos procesos electorales más, como mínimo, y para entonces la opción centro-liberal-progresista-conservadora-social puede estas tan chamuscada como ahora el adversario de centro-social-progresista, o simplemente desaparecida como la izquierda.Mientras tanto, resulta hasta divertido situarse en el papel de lector de periódicos y comprobar cómo, en este caso, ninguno de los dos partidos mayoritarios tienen claro qué hacer con la criatura que ellos mismos han parido sobre el papel. Las ratas de hemeroteca exigen ya a los periodistas una tabla con fechas, declaraciones, personajes y procedencia, ilustrada con viñetas.

Dicen, y es fácil de comprobar, que los socialistas de Valencia optan por el trazado norte o centro para el AVE, pero los de Alicante y Murcia se inclinan por el trazado sur, importante para avanzar en el corredor mediterráneo. En el PP pasa otro tanto de lo mismo. Dicen, los estudiosos reflexivos de periódicos, que hasta en una localidad (Aspe) tanto socialistas como populares se han pronunciado de forma unánime contra el AVE, porque no lo consideran un proyecto de interés general.

A nivel institucional las cosas no varían demasiado. Hace apenas dos meses, tanto el presidente Zaplana como su consejero de Obras Públicas, José Ramón García Antón, sin consultar antes a la gran patronal, se pronunciaron abiertamente por la opción sur. Era, decían, la más rápida y barata de construir. La semana pasada, consultada la tropa, García Antón declaró que la opción centro era "idílica" para los intereses valencianos.

Mientras ellos declaran y dejan pasar el tiempo, que de eso se trata, la ciudadanía ha dado un paso adelante con la presentación de miles de alegaciones a todos los trazados posibles. Para evitar la destrucción.