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Dos renuncias en 18 meses al frente del Ejecutivo

Pese a que asumió la jefatura del 56º Gobierno de la República en octubre de 1998, Massimo d'Alema es casi un veterano en presentar dimisiones y afrontar el dictamen del Parlamento. El 19 de diciembre del año pasado, el primer ministro tiró la toalla y presentó su renuncia, cansado de los litigios en el seno de la coalición de Gobierno, donde, desde la derrota en las europeas de junio de 1999, su liderazgo siempre ha estado en entredicho. Pero aquella crisis controlada, como la bautizó la prensa italiana, no reservó ninguna sorpresa especial al ex secretario general del Partido Demócrata de Izquierda, D'Alema. En realidad, la crisis se resolvió en una semana, y sirvió de purga para eliminar a los elementos más díscolos de la coalición, al diminuto Partido Republicano Italiano, de Giorgio La Malfa; al partido Socialdemócrata Italiano, de Enrico Boselli, y al grupo del senador vitalicio Francesco Cossiga.

El segundo Gobierno de D'Alema, el número 57º de los italianos desde el final de la II Guerra Mundial, obtuvo el 23 de diciembre el refrendo del Parlamento tras superar la votación de confianza en la Cámara de Diputados por una mayoría holgada: 310 votos a favor frente a 287 en contra y 18 abstenciones. La noche anterior había superado la prueba en el Senado por un margen más confortable (177 votos a favor y 100 en contra).

D'Alema reconoció entonces en su intervención ante la Cámara baja la debilidad numérica del Gabinete, pero la justificó en aras de la mayor coherencia. "La mayoría más reducida de este Gobierno es fruto de una elección de clarificación política", dijo.

Nuevos ministros

En diciembre entraron en el nuevo Ejecutivo dos ministros del partido de Los Demócratas, creado el año pasado por Romano Prodi, para ocupar los puestos vacantes dejados por dos miembros de la minicoalición El Trébol, que unía a socialistas del SDI (Socialdemócratas Italianos), republicanos y seguidores de Francesco Cossiga.

Del éxito de diciembre es difícil extraer consecuencias porque la situación actual es diferente. Está por ver cuál será la actitud de los socios de la coalición, que han visto no sólo a D'Alema, sino a su partido, los Demócratas de Izquierda, obtener un modesto 14% el domingo. Y es dudoso si, esta vez, los componentes de aquel efímero Trébol serán tan benévolos como para premiar a D'Alema con una abstención. Lo más probable, sin embargo, es que el primer ministro sobreviva gracias a los votos de Refundación Comunista y logre apuntalar su Ejecutivo hasta el final de la legislatura. Sin embargo, parece que ha perdido la batalla para ser candidato en 2001.

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