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El centro-derecha lleva una ligera ventaja en las regionales de Italia, según los primeros datos

La alianza del Polo-Liga Norte parece haber funcionado. Al menos en el norte de Italia. A primera hora de la madrugada de hoy las primeras proyecciones de voto real, sobre un escrutinio de entre el 11% y el 17%, daban el triunfo al centro-derecha en Lombardía, Piamonte, Liguria y Véneto, en las elecciones regionales celebradas ayer en Italia. Dato todavía preliminares, pero reforzados por la mayoría de los sondeos, dan entre dos y cinco puntos de ventaja al centro-derecha en el recuento global de votos. La participación fue del 72,6% frente al 81,3% de hace cinco años.

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El triunfo de la coalición que lidera Silvio Berlusconi en el norte tiene un indiscutible valor político, y como tal fue interpretado ayer por diversos analistas políticos. La primera en reconocer la derrota del centro-izquierda y atribuirla a una mala relación de la coalición con la sociedad de las regiones del norte fue la ministra Livia Turco, candidata a la presidencia de Piamonte. Turco acusó implícitamente a la radical Emma Bonino -que lograría un 5% de los sufragios-, contrincante en la misma región, de haber hecho "más difícil" para el centro-izquierda "hacer frente a la alianza Polo-Liga". Fue la primera y más directa admisión de culpas que hizo la coalición de Gobierno por la derrota que representa la huida del norte hacia el centro-derecha. Una derrota particularmente grave en el caso de Venecia, donde el candidato del centro-izquierda, el ex alcalde Massimo Cacciari, confiaba en superar a su adversario con el apoyo de los votos de Bonino. Sin embargo, en las proyecciones hechas sobre el 18% del voto escrutado, Cacciari aparecía unos diez puntos por debajo de su oponente de centro-derecha, Giancarlo Galan (50,6%).

A primera hora de la madrugada de hoy era todavía incierto el resultado en otra importante región, Lazio (Roma), en la que centro-derecha y centro-izquierda mantenían un empate técnico. También se disputaban Abruzzo, Molise y Calabria.

En el sur, el Polo consiguió mantener la Puglia, pero el resultado electoral en la más poblada de las regiones del sur de la península, Campania, parecía completamente sentenciado en favor de Antonio Bassolino, del centro-izquierda, a quien los primeros escrutinios daban un triunfo abrumador del 57,1% frente al 40% de su contrincante. La formación de Massimo d'Alema también ganaba en la sureña Basilicata.

Buenos frutos

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El triunfo de Bassolino no era suficiente ayer para enjugar la derrota del centro-izquierda, que ha visto como la carta de la alianza Polo-Liga Norte daba frutos. Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, fue el único de los dirigentes de la coalición que habló ante los periodistas. Bossi se mostró convencido de que los votos de la Liga han sido determinantes para lograr el triunfo sobre todo en Véneto, revalidando la victoria obtenida en 1995 e incorporando Liguria a este bloque. "Nuestra alianza basada en un programa parece haber vencido", declaró el líder de la Liga Norte, quien reiteró que se propone convocar consultas en las regiones gobernadas por el centro-derecha para reclamar una "devolución" en materias de sanidad, enseñanza y temas fiscales.

De acuerdo con las primeras proyecciones de voto se confirma, en cambio, la fuerza del centro-izquierda en la Italia central: regiones como Emilia Romania, Toscana, Marcas y Umbria, mostraron desde los primeros sondeos una tonalidad roja.

La importancia de estas elecciones regionales, provinciales y municipales de ayer, no estaba en la elección de los presidentes, pese a la novedad de que, como ya ocurrió con los alcaldes en 1993, se eligiera directamente al gobernante de cada región, ni por la vaga promesa de un mayor federalismo que se desprende de la reciente ley que dota de más poderes a la región, un ente administrativo sin gran valor político hasta ahora. Lo verdaderamente importante de estas elecciones es que representan -como ayer declaró el comentarista de la revista L'Espresso, Gianpaolo Pansa-, "la primera vuelta de las generales de 2001".

Silvio Berlusconi, presidente del Polo de la Libertad -coalición rebautizada tras la alianza con la Liga Norte como Casa de la Libertad- lo ha dicho desde el principio de la campaña: "Se trata de una elección de campo", político se entiende. Y el desafío ha sido aceptado por su principal adversario, el primer ministro, Massimo d'Alema, que ha recogido el guante con entusiasmo. d'Alema ha recorrido todas las regiones atacando, sobre todo, la alianza "secesionista" del Polo con la Liga.

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