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Muere una joven española en un ataque con gases a una discoteca en Lisboa

La joven española Esther Ramos López, de 20 años y estudiante de Biológicas en Madrid, y seis personas de raza negra, dos mujeres y cuatro hombres con edades entre los 20 y 35 años, resultaron muertos en la madrugada de ayer tras un ataque con gases lacrimógenos contra la discoteca Luanda, uno de los locales de moda en la noche africana de Lisboa. La policía sospecha que este ataque, sin precedentes en la ciudad, podría deberse a la competencia entre grupos rivales por el control de la movida africana. El concejal de la ciudad Vasco Cámara calificó el hecho como "un acto criminal premeditado e inédito en Lisboa", dado que los autores desconectaron la luz del local justo antes de lanzar unos envases con un gas tóxico "muy intenso".

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El último templo africano

La salida precipitada de los clientes provocó un trágico embudo en la puerta de entrada que se saldó con siete muertos y más de sesenta heridos. El suceso ocurrió alrededor de las cuatro de la madrugada de ayer, cuando más de mil personas bailaban en la discoteca africana más visitada de la ciudad en los últimos tiempos. Su éxito había arrebatado decenas de clientes a otros locales más clásicos y muy rentables en la noche africana. Según fuentes policiales y las declaraciones de algunos clientes, los autores consiguieron desconectar la luz del local desde el exterior y lanzaron unos envases con un gas tóxico por diversas zonas de la discoteca, situada en el barrio de Alcántara. El objetivo, sin duda, era desalojar la sala y provocar el pánico entre los clientes, algo que consiguieron con un desenlace trágico y sin precedentes en Lisboa.

Los jóvenes no podían respirar y sintieron una extraña humedad en sus ojos. El pánico y la histeria se desataron de forma inmediata y la gente se dirigió en masa hacia la puerta principal, donde se originó un embudo fatal. La atropellada salida de la gente y la instalación de unas barras metálicas unidas por unas cadenas a la altura de las rodillas, a modo de pasillo de entrada, provocaron la caída de muchos jóvenes y el trágico embudo. Algunas personas abandonaron el local por una salida de emergencia de las cuatro que existen en la discoteca y que fueron revisadas y dadas como aptas en una inspección realizada el pasado 28 de enero por los servicios técnicos del Ayuntamiento.

Las escenas de desesperación se repitieron sin cesar durante más de quince interminables minutos, hasta que la seguridad del local y los amigos de los atrapados consiguieron desbloquear definitivamente la puerta.

Atendidos en la calle

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El comisario Luis Simoens, responsable del comando metropolitano de Lisboa, reconoce que algunos de los muertos perecieron en plena calle mientras sus amigos intentaban reanimarlos sin éxito. Fue un dramático comienzo de vacaciones para portugueses, africanos y algunos españoles que cada año invaden Lisboa para pasar la Semana Santa.

Los servicios de seguridad y algunos clientes están convencidos de que el ataque fue "premeditado, porque nadie corta la luz para lanzar gases tóxicos". De hecho, ya se había producido algún lanzamiento de gases en ocasiones anteriores, pero a modo de "broma" y siempre con luces. Tras el ataque de ayer, los responsables del local afirman que fueron encendidas las luces y abiertas las puertas de emergencia, que "afortunadamente facilitaron la salida de muchas personas; en caso contrario, el suceso hubiera sido un desastre de proporciones incalculables".

Los servicios de emergencia se trasladaron rápidamente al lugar del suceso, pero poco pudieron hacer para salvar la vida de los más afectados por la avalancha. Los servicios médicos de los hospitales de Lisboa atendieron a más de sesenta heridos, en su mayoría leves, por "dificultades respiratorias, traumatismos y roturas". La médico Rita Peres, del servicio de urgencias del hospital San Francisco Javier, explicó ayer que la mayoría de los heridos llegó con serias dificultades respiratorias y múltiples traumatismos, hecho que ha aconsejado el mantenimiento en observación de seis de ellos. Los fallecidos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Lisboa, donde les será practicada la correspondiente autopsia para aclarar la causa exacta de su muerte.

Por otro lado, la Policial Judicial portuguesa baraja la hipótesis de un "ajuste de cuentas" entre grupos rivales por el control de la noche africana en Lisboa, en pleno auge desde hace algunos meses, y descarta por el momento cualquier posibilidad de atentado racista contra el último templo de la movida negra en Lisboa. En la capital portuguesa han sido escasos los ataques contra ciudadanos de raza negra, a excepción de la muerte de un joven en el barrio alto a manos de un grupo de cabezas rapadas.

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