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Las bolsas y los manifestantes cercan al G-7

Los siete países más ricos intentan tranquilizar a los mercados sin hacer referencia a la crisis bursátil

Los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los Siete (G7), los siete países más ricos del mundo, tuvieron ocasión de ver de primera mano cómo está Washington, convertido este fin de semana en una ciudad más fantasmagórica que nunca, con edificios cerrados, escaparates protegidos con planchas de madera, policías en coche, en moto y en bicicleta en cada esquina, barreras en el centro de la ciudad en torno a las sedes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), helicópteros y sirenas sonando sin parar.Los responsables de las economías de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá llegaron a la conclusión de que las perspectivas de la economía mundial son magníficas, si bien reconocieron la necesidad de permanecer vigilantes. En el comunicado no había ninguna alusión a la crisis bursátil y Lawrence Summers, secretario del Tesoro, tampoco respondió cuando se le preguntó sobre el fenómeno. "Lo que interesa es mantenerse centrado en los fundamentos de la economía real, el trabajo, la productividad, la inflación...y eso está bien", dijo. "Hay satisfacción porque el crecimiento es vigoroso y va a seguir. Hay una buena situación expansión y va seguir, aunque haya ocasionales fluctuaciones". Oficiosamente se reconoce que la corrección de unos mercados irrealmente hinchados es positiva, siempre que no afecte a la economía real.

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Cautelas del Fondo

El Fondo Monetario Internacional ha hecho público esta semana un informe exultante del estado de la economía mundial, para la que aventura un crecimiento en el año 2000 del 4,25%. Pero también alertaba sobre las consecuencias de un golpe en los mercados de Estados Unidos, inducido por la propia dinámica o por un intento de enfriar la economía, y de los efectos de su reverberación en la escena internacional. Washington está convencido de que la base de la economía norteamericana es sólida y no hay motivos de preocupación.

El gobernador del Bundesbank, el banco central alemán, también era optimista y firmaba la proyecciones del Fondo. "Las perspectivas de crecimiento en Europa y en Alemania son magníficas", dijo Ernst Welteke. El G-7 lo secundó, al tiempo que recomendaba a la zona euro más reformas para alentar la inversión, la creación de trabajo y aumentar la productividad. El nuevo responsable de la Hacienda francesa, Laurent Fabius, abundaba: "No hay peligro de crash en la bolsas europeas".

La espectacular caída del viernes en el mercado electrónico Nasdaq, que se contagió posteriormente a Wall Street, no provocó pánico en un país que se ha acostumbrado a la montaña rusa en que se ha convertido la Bolsa. Lo que sí hay es preocupación y aprensión por lo que pueda ocurrir mañana, cuando abran los mercados, entre voces que recomiendan aprovechar la caída del viernes para comprar barato. También se invita a quienes no han entrado hasta ahora en el juego de la inversión a hacerlo ante el atractivo de unos precios bajos.

Ajenos a los vaivanes bursátiles, miles de manifestantes contra la globalización de la economía, ultimaban sus planes de acción para hoy y mañana, cuando pretenden crear una barrera humana en torno a los edificios del FMI y del Banco Mundial que impida el acceso a los delegados de más de 150 países. La policía de la capital, movilizada en su totalidad, y reforzada con otros cuerpos de seguridad, propinó ayer un golpe a los activistas, cuando por la mañana se presentó en el edificio que les he servido de cuartel general esta semana y lo precintó alegando que no cumplía las condiciones de seguridad contra el fuego.

La policía registró el edificio y dijo haber hallado panfletos con instrucciones para fabricar cócteles molótov y haber aprehendido una botella ya preparada. "Buscaban una excusa para cerrar las instalaciones", protestó un portavoz. "Con la excusa de una violación sobre la normativa antiincendios están violando nuestro derecho constitucional a la libertad de expresión". El portavoz de los activistas negó que hubiera cócteles molótov en el local. "Nuestra protesta es pacífica", insistió.

Por la tarde, los agentes siguieron aplicando el torniquete a los activistas. No lejos de la Casa Blanca, varios centenares se manifestaron gritando contra el FMI y el Banco Mundial y con pancartas que pedían el cierre de ambas instituciones y del "complejo carcelero industrial". Pasada una hora, la policía dejó marchar a la mayor parte de los manifestantes y arbitrariamente retuvo al resto, un centenar aproximadamente, alegando que no tenían permiso para manifestarse.

África pide amparo

África es la parte del mundo que más recursos obtiene del FMI y del Banco Mundial y el continente al que va dirigido el grueso de la política de estas dos organizaciones para alivio de la pobreza. De los 40 países del mundo para los que existe un tratamiento de choque de alivio de la deuda, 32 son africanos. Sus ministros de Hacienda y gobernadores de los bancos centrales, reunidos este fin de semana para asistir a la reunión de primavera del FMI y del Banco Mundial, defienden los planes de ambas entidades, pero exigen que la comunidad internacional trate a África como un igual en la escena comercial, sin barreras proteccionistas y pagando precios justos por las materias primas.Los países africanos no quieren depender eternamente del FMI y del Banco Mundial, sino ponerse en condiciones de acceder a los mercados de capitales y atraer la inversión externa. Mohohlo, gobernadora del banco central de Botswana -una de las pocas mujeres africanas con una alta responsabilidad-, está a favor de la presencia del Fondo en el continente por considerar que su desaparición, como piden los activistas movilizados contra estas instituciones, tendría un efecto devastador en la economía del continente.

La corrupción, un mal endémico en África, no debe impedir que siga llegando la ayuda, mantiene N'Golo Coulibaly, ministro de Hacienda de Costa de Marfil. "El que haya existido corrupción no quiere decir que haya que suspender toda la ayuda. Lo que hay que hacer es ver qué pasa, por qué se ha desviado y aplicar las correcciones necesarias", dice.

"África vive en la pobreza pero no es pobre", se lamenta Konan Banny, gobernador del Banco de los Estados del África Occidental, quien insiste en que el pago de la deuda es un factor determinante para explicar el retraso del continente.

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