¿Predicar o dar trigo?

En la noche del 12-M y en los días posteriores los dirigentes del PP expulsaron de su vocabulario la expresión mayoría absoluta y no se cansaron de repetir que, a pesar de que tenían una mayoría que les permitía gobernar sin contar con nadie, iban a a seguir gobernando como si no dispusieran de dicha mayoría y negociarían con todos.Sin embargo, no se ha producido todavía la sesión de investidura y ya están apareciendo los primeros signos de cómo se propone el PP gestionar su nueva mayoría.

Por lo pronto, el Fiscal General del Estado se ha apresurado a sustituir al fiscal Vargas en el caso Ercros, con la finalidad de exonerar al ministro Piqué de toda responsabilidad penal. Y el fiscal del Tribunal Supremo José María Luzón ha emitido un informe favorable a la concesión del indulto al juez Gómez de Liaño, incluso sin que éste de muestra de arrepentimiento por su conducta prevaricadora. ¿Hubieran sido pensables estas decisiones si el PP no hubiera obtenido la mayoría absoluta el 12 de marzo?

He leído que el fiscal general afirmó ante el Consejo Fiscal que no había recibido indicación alguna del Gobierno. Pero desde antiguo se sabe que excusatio non petita es lo mismo que accusatio manifesta.

Pero si del ámbito judicial pasamos al parlamentario, el ejercicio de la mayoría absoluta no resulta menos significativo. El PP ha decidido premiar a los buenos y castigar a los malos, no dudando en interpretar los reglamentos del Congreso de los Diputados y del Senado de manera distinta para Coalición Canaria y para el BNG. A los canarios sí le puede prestar diputados el PP para que constituyan grupo parlamentario en el Congreso y en el Senado, a los gallegos no se les puede prestar por CiU y el PNV.

Pero lo más llamativo es que el PP pretende extender su arrogancia de mayoría absoluta incluso donde no la tiene, como ocurre en Andalucía. Su comportamiento en la primera reunión de la Junta de Portavoces del Parlamento de nuestra comunidad es, sencillamente, incalificable.

Hasta la fecha, la designación por el Parlamento de los senadores autonómicos se había regido por el principio de proporcionalidad, sin introducir correctivos de ningún tipo en la aplicación de dicho principio.Es la interpretación mejor de todas las posibles del artículo 152 de la Constitución. Y es una interpretación que ha beneficiado al PP en todas las pasadas legislaturas.

Pues bien, ha bastado que el PP haya obtenido la mayoría absoluta en las elecciones generales para que intente modificar el criterio de designación de los senadores autonómicos, corrigiendo la aplicación del principio de proporcionalidad, con la finalidad de apropiarse del senador que le corresponde a IU. El voto del PP en contra del acuerdo de la Junta de Portavoces respecto de la aplicación del criterio de designación de senadores es el primero de este tipo que se produce en la historia parlamentaria andaluza.

Una cosa es predicar y otra dar trigo, dice el refrán. Y como todos los refranes, suele dar en la diana. Todavía no tenemos Gobierno y así está el patio. Los próximos cuatro años van a ser largos.