El régimen se pone nervioso
El régimen del presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, ha conseguido, sin duda, superar el invierno. Con muchas menos dificultades de las previstas hace medio año. No obstante, la primavera parece no sentarle bien a Milosevic y los suyos. El régimen de Belgrado da claras muestras de nerviosismo.Desde hace meses está en marcha una campaña represiva contra los medios de comunicación independientes en Serbia. A base de multas, cierres y demandas judiciales, el régimen parece empeñado en cerrar la boca a la prensa opositora. Desde los medios oficiales se califica de quinta columna "al servicio de quienes hace un año bombardeaban Yugoslavia", a todos los que se oponen al siniestro maridaje entre los socialistas de Milosevic (SPS) con los paleocomunistas de la Izquierda Unida Yugoslava (JUL) de su esposa, Mira Markovic, y los ultranacionalistas fascistoides del Partido Radical (SRS) de Vojislav Seselj, que forman el entramado del régimen.
Hasta ahora, Milosevic ha demostrado maestría en el arte de dosificar la represión con enorme precisión, pero se advierten síntomas claros de que en cualquier momento podría írsele la mano. Las medidas adoptadas estos días contra periodistas o sindicalistas que llegan a Belgrado con la documentación adecuada son una simple anécdota. A pesar de ello, parece que el régimen no las tuviese todas consigo. Hasta el punto de no vacilar en dejar al descubierto la descoordinación entre organismos estatales: unos conceden un visado que otros no vacilan en desconocer.
No parece un indicio de controlar la situación. A no ser que la quinta columna se haya de verdad infiltrado no en las filas de la oposición, sino dentro del mismo régimen, con la intención de dejar al descubierto sus vergüenzas. Al cerrar el paso a la información libre y objetiva y a la presencia de sindicalistas, que en su día condenaron "los bárbaros bombardeos de la OTAN" contra Yugoslavia, Milosevic y los suyos no hacen más que dar síntomas de flaqueza.
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