Un poder sin contrapeso

En el aspecto institucional, el segundo mandato de Fujimori se ha caracterizado por la inexistencia de un equilibrio de poderes, con un Parlamento adicto, un poder judicial sometido y un estilo de gobierno autocrático, en el que los ministros tienen poco peso. La libertad de prensa está en entredicho después de la actuación contra varios canales de televisión, especialmente el Canal 2 Frecuencia Latina, en el que Baruch Ivcher fue despojado de la propiedad con el argumento de que la naturalización extranjera (israelí) no le permitía ostentar un canal de televisión.Frecuencia Latina había emitido varios reportajes en los que denunció las torturas y matanzas perpetradas por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército, y, por otro lado, los ingresos millonarios de Vladimiro Montesinos. Ivcher, que había sido un buen aliado de Fujimori, se convirtió de la noche a la mañana en poco menos que su enemigo público número uno. Perdió el Canal 2, la plantilla de periodistas fue despedida y el empresario se exilió en Miami.

Pese a las abundantes sombras en el ejercicio del poder, Fujimori ha conducido una importante transformación de su país. Diez años en el poder han erosionado su imagen, pero no han impedido que mantenga un alto índice de popularidad, como lo ha demostrado en esta campaña electoral. Su particular concepto de la democracia vende todavía en amplios sectores de la sociedad peruana. Hoy se comprobará hasta dónde llega esta aceptación.