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La policía vigila en Barcelona los bares de la Villa Olímpica tras el último asesinato

El cadáver de Carlos Javier Robledo Peña, el joven de 22 años asesinado de una paliza el sábado 1 de abril en el área de la Villa Olímpica de Barcelona -zona férreamente controlada por la policía desde ayer-, fue incinerado ayer. El juez que instruye el caso, Adolfo Fernández Oubiña, autorizó el viernes a la familia a disponer del cadáver, una vez que los equipos forenses efectuaron la autopsia y los análisis que quizás aporten pistas sobre la banda que lo mató.Al funeral, celebrado en el cementerio de Collserola, acudieron unas 400 personas, en su mayoría jóvenes vecinos de Santa Coloma de Gramenet, localidad contigua a Barcelona en la que residía el fallecido. Asistieron también Manuela de Madre, alcaldesa de la población, y el concejal del Ayuntamiento de Barcelona Francesc Narváez, responsable del distrito de Sant Martí, que incluye la Villa Olímpica. Fue a la salida de un local de esta zona, donde abundan las instalaciones destinadas al ocio del fin de semana, donde un grupo de unas 15 personas agredió a Carlos Javier Robledo y le golpeó hasta causarle la muerte. Dos compañeros de la víctima fueron también agredidos, aunque sus lesiones no fueron tan graves gracias a que otras personas llegaron al lugar donde los estaban golpeando.

Tras el oficio, el cuerpo de la víctima fue incinerado en la intimidad familiar.

La policía y la Guardia Urbana de Barcelona iniciaron ayer mismo una operación denominada After-Hours, en la que participaron 180 agentes, tendente a controlar posibles brotes de violencia, que no son muy habituales, y también las infracciones de los locales, éstas más frecuentes. Una parte de los policías que formaron parte de la operación pertenecen a patrullas móviles y se desplazaron esta misma semana a Barcelona para reforzar los efectivos.

De los 18 centros investigados por la Guardia Urbana, seis fueron denunciados por superar el horario establecido o por acoger a más personas de las permitidas por el aforo del local. Asimismo, se efectuaron 51 controles de alcoholemia, de los que siete dieron resultado positivo.

Esta operación, que se extenderá a todos los fines de semana, fue acordada tras la muerte del joven ayer incinerado. Unos días antes, la Jefatura de Policía de Barcelona había difundido la noticia de una agresión perpetrada por skins contra una joven en la plaza de Catalunya, como consecuencia de la cual, afirmaban, la muchacha había quedado tetrapléjica. Posteriormente, la noticia resultó ser falsa.

Este fin de semana la gente acudió en la misma medida que en otras ocasiones a los locales de ocio situados en la zona vecina al puerto olímpico. Una cantidad notable de los jóvenes ignoraban que se iba a producir un despliegue policial y quedaron perplejos al ver que los locales cerraban a la hora marcada por la normativa.

La vigilancia desplegada era muy notoria en la zona del puerto, pero decrecía en las adyacentes y era casi inexistente en otras partes de la ciudad, donde algunos de estos locales permanecieron abiertos infringiendo claramente los horarios que marca la legislación actual.

Críticas a la policía

El portavoz de la familia, Antonio Peña, tío del difunto, acusó ayer a la policía de tener una actitud condescendiente con la violencia de los grupos ultras.

Peña lamentó que ocho días después de la muerte de su sobrino, pese a haber afirmado la policía que dispone de pistas claras sobre los vehículos que utilizaron los agresores (como el color, el modelo y parte de la numeración de la matrícula), aún no se haya producido detención alguna.

Asimismo aseguró que la policía no ha dado a la familia ningún tipo de explicación, más allá de informar de que "las investigaciones siguen su curso".

Tras reclamar una rápida solución del caso, Antonio Peña añadió: "Parece que la policía no pone en este caso todo el empeño que debiera".

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