Esclavitud
Hay cuestiones que sobrepasan las tenues líneas que dibujan la separación de las comunidades que integran el Estado, rebasan sus fronteras y se integran en el Derecho Internacional, en los Derechos Humanos. Sin embargo, esta realidad no implica que no afecten a los ciudadanos de una comunidad como la nuestra que, en palabras de nuestro presidente, es puerta y puente de África.La hambruna que está sufriendo los habitantes del cuerno de África no es indiferente. Merece la pena deternerse, pararse un poco en el hambre que mata. Sobre todo cuando no es que nuestra sociedad no disponga de víveres que pudieran salvar las vidas, sino que estas vidas no disponen de capacidad alguna que les permita, como los antiguos esclavos, comprar su vida y alcanzar así la libertad.
Países como Sudán, Somalia y Etiopía vuelven a morir de hambre. No hace ni 20 años que un millón de personas murieron poco a poco y sus imágenes, aquellas que nos conmovían y nos hicieron jurar que nunca dejaríamos que volvieran a pasar, están sucediendo. Los esqueletos, que aún no se ven, se adivinan entre las moscas que se comen a esos niños que aparecen en las pantallas y, en palabras del ministro de Etiopía, tienen que transformarse en muertos para que la sociedad se conmueva.
Es una acusación dura y que, por desgracia, va acompañada de una condena que empieza a ser real. La solución no está en que los muertos conmuevan. Tampoco, aunque obligada, en la condonación de una deuda que también ha servido para favorecer conflictos armados en las zonas deprimidas. No es la ayuda económica, individual o del Estado, la que elimina la pobreza. La solución podría venir a través de una ayuda económica social y política, pues, como dice Amartaya Sen, premio Nobel de la Paz, "nunca existió una hambruna en ningún país donde ha regido la democracia".
Mientras tanto sería buen momento para que los andaluces que en estas situaciones han demostrado que su solidaridad está a la cabeza de Europa, posiblemente porque la hambruna ha sido compañera de viaje, continúe con el testigo de la solidaridad y también para que todos los gobiernos hagan que su principal acción sea la protección de los derechos humanos.
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