Tibio recibimiento al recién llegado y muestras de simpatía hacia Obuchi
Los japoneses recibieron ayer el cambio de jefe de Gobierno con muestras de simpatía hacia el desafortunado ex primer ministro Keizo Obuchi y una bienvenida tibia hacia su sucesor.Tanto críticos y simpatizantes resumieron su reacción hacia la salida del amigable Obuchi tras su embolia cerebral con la expresión: "¡Pobre Obuchi!". El ya ex primer ministro se agarraba a la vida desde el coma profundo en que cayó el pasado lunes, mientras su sucesor, el veterano Yoshiro Mori, se preparaba para hacerse cargo del Ejecutivo, y los médicos expresaban sus dudas sobre si podría sobrevivir un día más.
A pesar de que el apoyo de la opinión pública a Obuchi había decaído en los últimos meses debido a una serie de escándalos y al malestar por el estilo arbitrario de su coalición, muchos japoneses tuvieron un pensamiento emocionado para el ex primer ministro. Calificado al hacerse cargo del Gobierno de "hombre común" sin una sola "idea audaz en su cabeza", Obuchi se ganó más tarde el afecto de sus conciudadanos con su estilo popular.
"Lo siento por Obuchi. Ha trabajado tan duro durante las últimas semanas y se puso enfermo tan de repente", manifiesta Tamayo Nakayima, un ama de casa de Mitaya, suburbio de Tokio. Nakayima encuentra poco que aplaudir en el liderazgo político de Obuchi, pero en el terreno personal repite la frase oída innumerables veces en todo el país: "¡Pobre Obuchi!". El "pizza fría", como le definió un comentarista estadounidense, fue capaz de hacerse con un importante capital político.
Un desconocido
Los hombres y mujeres japoneses en edad de votar, sin embargo, encuentran poco agradable que decir sobre Mori, un veterano fajador de acuerdos del que en círculos políticos se dice que tiene "el corazón de una pulga y el cerebro de un tiburón". Muchos parecen preocupados por la posibilidad de que el fornido político de 62 años carezca de principios sólidos.
"No se qué defiende. No tiene una identidad suficientemente marcada", asegura Kazuko Yamamoto, una ejecutiva de 52 años. "No sé qué tipo de persona es, excepto que es buen deportista", confirma Kumiko Koga, de 43 años. Mori jugó en el equipo de rugby de la prestigiosa Universidad Waseda y aún practica deporte con regularidad.
Pero comerciantes, estudiantes y hombres de negocios en Ginza, un popular distrito comercial y de negocios del centro de Tokio, no tienen problema en señalar cuál debe ser la principal prioridad de Mori.
"La economía aún está en recesión, así que queremos que ayude a mejorarla", manifiesta Takeshi Masayama, un estudiante universitario de 21 años.
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