Viaje al interior de la villa romana de Complutum

Una antigua técnica geofísica, conocida pero poco aplicada, ha abierto a los expertos las puertas del corazón de Complutum, la ciudad romana descubierta hace años en Alcalá de Henares.Se trata de un método aplicado por el profesor francés Alain Kermovant, geofísico de la Universidad de Tours. Una especie de "ecografía del subsuelo de la antigua villa romana", según explica Kermovant.

Con este método, los arqueólogos que desde hace más de 10 años trabajan en Complutum evitarán, según Antonio Méndez, responsable autonómico de la excavación, "dar palos de ciego" e irán directamente a aquellos aspectos de la ciudad que pretenden rescatar.

El primer gran resultado de lo que ha investigado el geofísico contratado por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares es el hallazgo de lo que pudo ser un gran edificio que medía unos 35 metros de alto. Aún no se sabe a ciencia cierta qué función tenía, pero podría tratarse de un mercado.

Con la investigación de Kermovant también se ha confirmado que, en efecto, los romanos que habitaban lo que hoy es Alcalá de Henares llevaban a cabo un urbanismo "preconcebido"; es decir, la ubicación de cada edificio tenía su razón de ser. "Eso nos puede dar una referencia del modo de pensar y de vivir de estas personas", explicó Sebastián Rascón, jefe de arqueología de Alcalá de Henares.

En dos semanas, Kermovant aplicó varios métodos de estudio. Ninguno de los que puso en práctica había dado los resultados esperados, así que se decidió por lo que se conoce como una "detección eléctrica". Dice Kermovant que los restos arqueológicos poseen propiedades físicas y químicas propias y diferentes del medio en el que se encuentran. Esas propiedades son las que localiza la detección eléctrica. A partir de allí es como hacer una radiografía. Como bucear en las entrañas de la ciudad. Y entonces se puede hacer una especie de mapa o plano de lo que fue aquella urbe de hace más de 5.000 años.

Para llevar a cabo la detección se emplea un receptivímetro, un aparato que mide la receptividad eléctrica aparente del subsuelo, según explica el investigador. Este proceso requiere de miles y miles de mediciones sobre el terreno. En el caso de Complutum fueron necesarias 20.000 en un espacio de dos hectáreas. "Esto no es más que la física aplicada a la arqueología. Los métodos son conocidos, pero suelen emplearse más en la geología", señala Kermovant.

El siguiente paso después de la medición sobre el terreno será interpretar los datos obtenidos, cotejar referencias históricas y hacer un análisis riguroso. "Es un proceso muy lento, porque no existe un modelo a seguir y los resultados no se pueden entender de golpe", afirma Alain Kermovant.

Con el corazón de Complutum abierto a los expertos será más fácil elaborar el plan director de la ciudad, que evitará hacer una arqueología "destructiva" y permitirá que se saquen a la luz sólo los restos más valiosos. "No habrá más excavaciones indiscriminadas", asegura Antonio Méndez, coordinador de arqueología de la Comunidad.

Alain Kermovant es un viejo conocido de los arqueólogos que trabajan en Complutum. Gracias a su método fue posible encontrar la Casa de Hippolytus, un colegio construido en el siglo I para formar a los hijos de las clases altas. Kermovant también descubrió el sitio exacto en el que se hallaba la Real Fábrica de Porcelana del parque del Retiro. Además participó en los trabajos de investigación de las murallas de Madrid.

"La interpretación de los resultados de Kermovant es muy fiel a la realidad. Él ha reflejado lo que otros no han sabido", comenta el viceconsejero de Patrimonio Histórico Artístico de la Comunidad, Juan Carlos Doadrio.

Kermovant confesaba ayer, sin falsa humildad, que los honorarios de su trabajo equivalen sólo a unas 800.000 pesetas por alojamiento y alimentación. "Cobrar no es nuestra filosofía", decía.