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MUJERES

Isabelle Alonso, 'perra guardiana'

Para alivio del periodista enviado a terrenos potencialmente inhóspitos, la chienne de garde (perra guardiana) muestra su dentadura enmarcada en una espléndida sonrisa que invita a la relajación y a la franqueza. Ni sombra de los temibles colmillos que han dejado ya su marca en algunos machos notables. De hecho, Isabelle Alonso, una de las tres fundadoras del muy perturbador movimiento feminista francés, luce un humor envidiable."Los ovarios son como el oxígeno, que escasea más y más con la altitud", dice en respuesta a la idea de que asistimos a la feminización creciente de la sociedad. "No hay más que echar un vistazo a las estructuras de poder: un 8% de mujeres en el Parlamento francés, dos millones de hombres que pegan a sus mujeres, una diferencia salarial del 30% en puestos idénticos. La galantería francesa camufla muchas veces un machismo soterrado y latente, que en España es mucho más explícito", afirma. Hija de españoles republicanos exiliados en Francia, Isabelle Alonso ha desmontado en su libro Todos los hombres son iguales... incluso las mujeres la falsa buena conciencia de una sociedad que se pretende blindada contra el machismo por aquello de haberse proclamado "la cuna de los derechos humanos".

Propietaria de una empresa de asesoramiento financiero y escritora, Alonso pertenece a esa nueva generación de mujeres militantes que ha tomado el relevo en la lucha por la causa con un desparpajo y naturalidad del que carecieron las antiguas combatientes. La onda expansiva provocada por la constitución de Les Chiennes de Garde, asociación que cuenta hoy con unos 6.000 adherentes, hombres en un 30% -Regis Debray y Daniel Cohn-Bendit, entre ellos-, ha penetrado en las instituciones del Estado, se ha colado en las organizaciones políticas y sindicales y hasta se ha filtrado en las empresas. "No es una súbita conversión al feminismo, no soñemos en voz alta. Si los políticos se vigilan entre ellos y miden sus palabras, es por miedo", ha subrayado la diputada gaullista Roselyne Bachelot.

Desde su constitución, hace un año, Les Chiennes de Garde han ganado casi todas las batallas en las que se han implicado. Con sus denuncias y sus movilizaciones han conseguido que los protagonistas de las últimas injurias sexistas vertidas contra mujeres que desempeñan puestos de responsabilidad pública hayan tenido que tragarse públicamente sus palabras. Han sido invitadas a champagne en el restaurante parisiense Le Fouquet's, que prohibía la entrada de mujeres solas; han visto al líder del sindicato Fuerza Obrera desautorizar las críticas machistas a la directora de France Culture, Laure Adler; oído las disculpas del director de programas de Canal+ por el comportamiento de uno de los responsables de los guiñoles... Las ministras, Martine Aubry, Elisabeth Guigou, Dominique Voynet, Marie-Georges Buffet, Segolène Royal, se sienten hoy más respaldadas, aunque Les Chiennes de Garde sólo asumen su defensa en los casos en que los ataques tienen un evidente cariz sexista. Hoy surgen colectivos de Les Chiennes de Garde en ciudades francesas y pronto se crearán grupos semejantes en España, Bélgica y Suiza.

En España no se llamarán las perras guardianas, puesto que la traducción literal de les chiennes de garde tiene connotaciones todavía más fuertes y agresivas que en francés. De hecho, nombres y títulos como el de jefa de manada, asumido por la historiadora Florence Montreynaud, han estado sujetos a la polémica interna. Intelectuales como Elisabeth Badinter o Sylviane Agazinsky están abiertamente en contra, aunque apoyan el movimiento.

El polémico nombre se inspira en la expresión inglesa watchdog, utilizada por los internautas para designar a las personas que vigilan el racismo en la red. "Nosotras guardamos la dignidad de las mujeres", dice Alonso. "En efecto, es una provocación interesada y subversiva porque el nombre nos permite utilizar el insulto a las mujeres en beneficio propio y porque seguramente", añade, "no nos hubieran hecho mucho caso si hubiéramos tomado un nombre anodino". Francesa y española, a partes iguales, sostiene que la idea que inspira a les chiennes es la autodefensa. "No vamos contra los hombres, sino contra las costumbres, porque no hay que olvidar, por ejemplo, que entre las voces que insultaron a la ministra Voynet se percibe claramente a una mujer".

Todo empezó en marzo del 99, cuenta Isabelle Alonso, cuando la ministra de Medio Ambiente Dominique Voynet fue recibida en el Salón de la Agricultura en París con gritos como "bájate las bragas, cerda". Fue la gota que colmó un vaso repleto de insultos sexistas: "Puta, cerda" y expresiones mucho más soeces, que todas las mujeres que ejercen puestos de responsabilidad en Francia han oído o visto en escritos y pintadas alguna vez, asociadas fatalmente a su nombre.

Tres feministas cultivadas: Isabelle Alonso, Florence Montreynaud y la periodista Catherine Durand, decidieron poner coto y elaboraron el manifiesto que proclama que, aunque "vivimos en una democracia y el debate es libre, no todos los argumentos son legítimos. (...) Injuriar de manera sexista a una mujer que ejerce un puesto público es insultar a todas las mujeres. Nos comprometemos a sostenerlas cuando sean atacadas por su condición de mujeres". La edición internacional del manifiesto de Les Chiennes de Garde está ya en marcha.

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