Aznar mantiene a Arenas en el PP y a sus portavoces en el Congreso y el Senado

No hubo sorpresas. José María Aznar defraudó ayer a los dirigentes del PP que aguardaban como algo inevitable alguna cara nueva en las direcciones de los grupos parlamentarios del Congreso y del Senado para la séptima legislatura. El presidente del PP confirmó en sus puestos como portavoces a Luis de Grandes, en la Cámara baja, donde ya ejerció el anterior mandato en su totalidad, y a Esteban González Pons, que llevaba apenas un año en el cargo, en la Cámara alta. Javier Arenas aprovechó para postularse como secretario general del PP hasta el congreso del partido de 2002.

La "renovación por adición" que Aznar preconiza para el PP sólo se cumplió ayer en los cambios ejecutados sobre todos los miembros de las mesas de gobierno de ambas Cámaras, en las que los populares disfrutarán de "mayoría amplia".En el Congreso, la presidenta será Luisa Fernanda Rudi y los candidatos a vicepresidentes, el valenciano Francisco Camps y la exalcaldesa de Sevilla Soledad Becerril (que dejará de ser edil en esa ciudad). Como secretarios entrarán el diputado de Tenerife Gabriel Mato (hermano de Ana Mato) y la coruñesa María Jesús Sáinz. En el Senado, la presidenta será Esperanza Aguirre; el vicepresidente, el leonés Alfredo Prada; y secretarios, la alavesa María Eugenia Martín y el malagueño Damián Caneda.

En los puestos más relevantes, los de los portavoces, todo sigue igual. Arenas citó a primera hora de ayer, antes de que se reuniese en la sede del PP la interparlamentaria, a los hombres que han dirigido los grupos populares en el Congreso y el Senado al final de la pasada legislatura. Sobre Luis de Grandes pesaba la posibilidad de ascender a ministro. Unas dudas que se mantuvieron hasta última hora y que se despejaron cuando se comprobó que Aznar lo que quería era relevar a Federico Trillo al frente del Congreso.

Sorpresa

Trillo, según confesó ayer, se llevó una sorpresa cuando Aznar le expuso sus intenciones. Quería seguir en la Cámara baja. Dadas sus condiciones de experto jurista y de profesional de la Armada, ahora observa como algo "lógico" que se baraje su nombre como futuro titular del Ministerio de Justicia o del de Defensa.

Ante Aznar, Trillo se limitó a agradecer la confianza prestada durante estos años, y construyó un discurso emotivo. "Si hemos sabido enterrar a nuestros muertos, cómo no vamos a saber irnos", afirmó. También asumió que ahora está a disposición del PP y de Aznar para lo que le manden. El presidente le replicó con ironía: "Lo que yo no estoy dispuesto es a que tú estés otros cuatro años escribiendo un libro [en alusión a su tesis sobre William Shakespeare] mientras nosotros estamos dando el callo en el banco azul [reservado para el Gobierno]".

La sesión con todos los parlamentarios nacionales del PP sirvió para que Aznar les reclamase trabajo y diálogo en la dirección de un proyecto único y cohesionado para toda España. Y también para escenificar algunas despedidas y confirmaciones.

Aznar y Arenas ensalzaron, en conversaciones privadas y ante los diputados y senadores, el trabajo de los miembros salientes de las mesas, y particularmente del actual vicepresidente primero, Enrique Fernández Miranda, y de María Bernarda Barrios. Arenas apuntó que "en el gran equipo" del PP habrá encargos para todos. Sobre Fernández Miranda siempre se apunta su currículo apropiado para cargos relacionados con Sanidad o Educación. Aznar no les ha prometido nada. Tampoco al vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, que ayer, al recoger su acreditación como diputado, presumió de que Aznar aún no había comenzado a hablar "con nadie" de su nuevo Gabinete.

Sólo Arenas se atrevió a postularse, con una "dedicación al cien por cien", a la Secretaría General del PP hasta el XIV congreso de ese partido, previsto para enero de 2002. Eso sí, precisó, salvo orden contraria "del entrenador", es decir de Aznar.