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El fuerte aumento del gasto corriente obliga al Consell a elevar las expectativas de ingreso

La liquidación del presupuesto de la Generalitat aprobada por el Consell el pasado martes con un déficit de poco más de 10.000 millones de pesetas pone de manifiesto al menos tres carencias estructurales en la gestión de la Hacienda valenciana, según la opinión de varios expertos. El crecimiento de los gastos corrientes parece desbocado y fuerza al alza unas expectativas de ingresos que no siempre parecen justificadas; la persistencia del déficit en un momento de clara bonanza económica apunta hacia una gestión poco severa; y, finalmente, el retraso en el cobro de las transferencias del Estado y el volumen de la deuda de la Seguridad Social, ponen en entredicho el supuesto poder valenciano que predica el Consell.

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Una liquidación a "martillazos"

Vicente Rambla, consejero de Hacienda desde el pasado mes de julio, logró que el Consell aprobara en agosto un acuerdo que le facultaba para disponer de todos los fondos para inversión que no se hubieran comprometido hasta entonces.Acuerdos similares se han aprobado en cuatro ejercicios consecutivos. El Consell dejó de invertir 26.000 millones durante 1999, pero ha cerrado el ejercicio con un déficit de 10.000 millones formalmente destinado a inversiones de capital. Así, el crecimiento del presupuesto ordinario de gastos, que supera los 130.000 millones, sólo es achacable a gastos corrientes (nóminas de personal y gastos de funcionamiento) o transferencias corrientes (como las facturas de farmacia o el coste de los servicios concertados).El déficit de la Generalitat en un momento de clara bonanza económica es otra prueba de los problemas estructurales que arrastra la Administración valenciana y pone de manifiesto vicios de funcionamiento. Aunque los expertos admiten que el aumento de recaudación que lleva aparejado el crecimiento económico repercute más en las arcas del Estado.

El problema más espinoso resulta ser político. El crecimiento de los gastos, de acuerdo con la lógica presupuestaria, fuerza al alza las expectativas de ingresos. Pero el volumen de ingresos pendientes que recoge la liquidación, 318.000 millones, que en su mayor parte corresponde pagar al Estado, pone en entredicho el supuesto poder valenciano que predica el Consell. Los impagos de la Administración central provocan graves tensiones de tesorería -el déficit de caja que recoge la liquidación se eleva a 174.000 millones- y provocan un oneroso aumento del endeudamiento a corto plazo.

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