Impunidad ecológica
Sierra del Perdón, noviembre de 1994: se instalan seis aerogeneradores, iniciándose así la implantación y desarrollo de la energía eólica en Navarra y, con ello, una de las mayores afecciones ecológicas y paisajísticas de los últimos años en nuestra comunidad. Impunemente se conculcan leyes de protección de la naturaleza. Soto de La Mejana, Tudela: el soto forma parte del Enclave Natural Soto de Traslapuente. A pesar de ello el Gobierno descataloga parte del mismo con el fin de construir por parte de EHN una minicentral hidroeléctrica. Itoiz; ¡ay Itoiz! El Gobierno crea ad hoc una Ley de Espacios Naturales con objeto de salvar deficiencias legales del proyecto. Impunemente, obras y presupuestos continuaban adjudicándose a pesar de las irregularidades corroboradas por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Celda de seguridad para residuos tóxicos y peligrosos de Santa Lucía: verdadero caso de injusticia ambiental. Mientras el Gobierno se escuda en el cultivo de eufemismos políticamente correctos ("tierras manchadas las llaman"), los habitantes del poblado son objeto de una clara discriminación política en materia de medio ambiente. Se conculcan leyes vigentes en materia de residuos. ISN: la empresa protagoniza diversos episodios de contaminación severa. El Departamento de Medio Ambiente defiende a la empresa.
Inabonos SA. Lodosa: la Confederación Hidrográfica del Ebro archiva un expediente abierto por contaminar. El principio rector de "quien contamina paga" no se cumple, convirtiéndose en la práctica en un eslogan carente de carácter preventivo y de fuerza obligatoria. El reino de la impunidad se extiende desde las cumbres de nuestras montañas hasta las aguas y riberas de nuestros ríos. El desprecio por la legislación ambiental, el incumplimiento sistemático de las normas ambientales se está convirtiendo en costumbre.
La justicia ambiental, a pesar de contar con un importante stock de leyes, adolece de un claro déficit de aplicación. Navarra parece se estuviera convirtiendo en tierra de impunidades. Una impunidad que se alimenta de causas jurídicas, económicas, sociológicas y culturales. De la dejadez y del exceso de intereses. A veces la impotencia y la resignación; siempre de la falta de ética. Una impunidad también que, disfrazándose de justicia, sustrae el necesario debate social a golpe de decreto y orden foral, colándose a través de las socorridas declaraciones de interés social y utilidad pública que, cual comodines de baraja, encajan en cualquier situación. Curioso interés ese que a menudo atenta contra la salud de las personas y el entorno. -
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