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Clinton pide al 'hombre fuerte' de Pakistán que restaure la democracia

Al menos 22 muertos en un nuevo incidente violento en la disputada Cachemira

Estados Unidos preveía un desenlace negativo en Pakistán de la visita por el sur de Asia de su presidente, tras cinco días victoriosos en India y en Bangladesh. Por eso la agenda de Bill Clinton de ayer incluía, tras la reunión con el general Pervez Musharraf, un discurso radiotelevisado en directo. En su mensaje, Clinton lamentó el retorno de un régimen militar al poder y pidió a sus dirigentes a que restauren pronto la democracia para poder restablecer las buenas relaciones históricas entre ambos países. En su opinión, la disputa de Cachemira entre India y Pakistán "no tiene solución militar".

El general Musharraf, hombre fuerte de Pakistán desde el golpe de Estado del pasado octubre, prometió a Clinton su colaboración para luchar contra el terrorismo dentro de Pakistán y le aseguró que utilizará sus influencias sobre el Gobierno de los talibán, en el vecino Afganistán, para que extradite a Osama Bin Laden, el terrorista internacional más buscado por Estados Unidos. Asesores de la Casa Blanca informaron, sin embargo, que ninguna de las promesas se tradujo en acuerdos por escrito."No hay lugar en esta era para aquellas personas que quieren volver a dibujar las fronteras con sangre", aseguró Clinton en su discurso. El presidente insistió en que Cachemira no tiene solución militar, aunque tampoco consiguió mover un ápice la postura de Pakistán en la disputa fronteriza con India. La misma respuesta le esperó a Clinton respeto al establecimiento de un calendario para las elecciones generales, a la posible firma del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares o al propósito de evitar la pena de muerte si el tribunal condena al ex primer ministro Nawaz Sharif.

Préstamos congelados

La respuesta de Clinton fue rotunda. El presidente de Estados Unidos, aunque alargó su entrevista con Musharraf durante hora y media, negó la restitución de las ayudas multimillonarias al país y cualquier esfuerzo para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) restablezca el préstamo de 44.800 millones de pesetas que congeló tras el golpe de estado del pasado 12 de octubre.

Fuentes de la Casa Blanca, aseguraron que Musharraf se atrevió a advertir a Clinton que es mejor que le ayude "porque sino los verdaderos radicales islámicos" pueden asaltar el poder en Pakistán.

En Nueva Delhi, el resultado de la reunión se vivió con apatía. Arun Jaitley, ministro indio de Información, aclaró a EL PAÍS que "Clinton ha dicho lo mismo en Nueva Delhi que en Islamabad (el problema debe solucionarse de forma bilateral, inviolabilidad de la frontera disputada y fin del terrorismo) y Musharraf le ha demostrado su capacidad de negociación. Pakistán no puede pedir diálogo y mediación cuando está apoyando a grupos terroristas en Cachemira". Jaitley especificó que la visita de Clinton "tenía como objetivo las relaciones económicas entre Estados Unidos e India. Sabían lo que podían encontrar en Pakistán".

El ministro indio de Defensa, Georges Fernandes, volvió a responsabilizar al Gobierno militar de Pakistán de la violencia que vive Cachemira. Ayer, al menos 22 personas murieron en ambos lados de la frontera disputada. El Ejército indio aseguró haber matado en un tiroteo a cinco de los 17 terroristas, todos de terceros países, apuntados como responsables de la matanza de 35 sijs el pasado lunes en Chitisingpora.

Una bomba en Karachi

A pesar de la extrema seguridad que el régimen de Musharraf impuso para la visita del presidente Bill Clinton, una bomba estalló en un mercado de Karachi -una de las ciudades con mayores índices de violencia del mundo- y varios disturbios entre la policía y jóvenes manifestantes acabaron con la vida de cuatro personas. Islamabad, sin embargo, vivió tranquila la estancia del líder norteamericano, aunque los carteles de "Libertad para Cachemira" ondearon por toda la capital. En Pakistán viven 135 millones de personas, el 90% de ellas musulmanes, y reclaman Cachemira porque su población es mayoritariamente de esa religión.

En Pakistán concluyó la visita de Clinton por el sur de Asia. De allí se trasladó al sultanato de Omán, antes de viajar hoy a Ginebra para entrevistarse con el presidente sirio, Hafez el Asad, para intentar impulsar las conversaciones entre Siria e Israel.

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