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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Puntos de vista

Ante el número de cartas publicadas en su diario del 22 de marzo y que hacen referencia a la columna de Eduardo Haro Tecglen publicada el 14 de marzo, no he podido evitar dirigirme a usted para ofrecer también mi punto de vista, que espero ver publicada.En primer lugar, me sorprende ver publicadas tres cartas (un número importante teniendo en cuenta el tamaño habitual de la sección) tan críticas con el columnista y ninguna que muestre un mínimo acuerdo con él; quizá ésta sea la primera.

En cualquier caso es tan sorprendente como el hecho de que que la columna de Haro esté ubicada en las páginas dedicadas a la televisión en el periódico. Probablemente con ello se limite bastante la difusión de sus opiniones, no vaya a ser que se nos pegue algo (falta haría).

Con respecto a las opiniones de los lectores sobre el tema, quisiera decir que no encuentro ningún odio, ignominia ni rastrero ataque a Felipe González en las opiniones de Eduardo Haro; simplemente enumera una serie de hechos ciertos y constatables en cualquier hemeroteca y/o libro de historia. Y es tan terrible la lista que no me extraña que resulte demoledora para algunas personas; pero es rigurosamente cierta.

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Dejemos de echarle la culpa al Partido Popular, a la abstención y al empedrado, en general, de que "España vaya tan bien". El PSOE (no los socialistas) con Felipe González a la cabeza ha destrozado la izquierda y son los principales responsables de que una gran parte de la población vea actualmente la política como un negocio despreciable en vez de un oficio honesto y generoso. Y con ello han contribuido a la idea (el análisis poselectoral más en boga en los últimos días) de que ya no existen diferencias ni ideologías ni contenido en los pensamientos. Así, muchos de sus votantes han tenido la genial idea de votar al PP para "castigar" al PSOE (¿alguien cree seriamente que Felipe González y la cúpula del PSOE ha sido castigada? El castigo lo vamos a tener todos cuando el PP cumpla sus promesas; sobre todo el castigo lo tendrá la parte más desfavorecida de la población, esas personas a las que les importa poco esto de las elecciones -algunos ni siquiera pueden votar- y no leen nuestras elevadas discusiones de clase media en las cartas al director de un periódico, porque bastante tienen con su vida).

A mí personalmente, la columna de Haro me produce el efecto contrario que al lector de Zaragoza. Me dan ganas de enfundarme el estandarte rojo y tomar posiciones. Yo sí estoy en el mismo rollo que Haro.- Perdón, pero yo también leo a Haro Tecglen. Desde hace años busco en este periódico su columna y la de Maruja Torres, cuando la hay, y la de Fernando Savater, y la viñeta de Forges, para empezar el día. Y he de decir que algunas de sus columnas me gustan más que otras, pero soy un ser humano, como él. También he de decir que voto socialismo desde que voto, corran buenos o malos tiempos para el socialismo. Es ésta una visión ideológica ante la vida que me viene de mi abuelo y que no me impide ni leer a Haro Tecglen ni tener mi propia opinión ante los hechos históricos en que nos movemos. Y quiero repetir movemos, porque en estos años de pepetismo parece que únicamente nos movamos los seres humanos que hay en las calles y no los que hay en las columnas de opinión de los periódicos que parecen estar tocados por una varita divina que aburre incluso a los lectores avezados. Pues bien, estoy de acuerdo con Haro Tecglen en este caso concreto y su columna me conmovió y nos hizo dialogar y razonar a muchas personas que seguimos comentando lo valiente de sus palabras. Ya es hora de que los intelectuales empiecen a decir, escribir y gritar, si fuera preciso, lo que piensan de verdad y en plural verdadero. Llevamos años leyendo a dioses del olimpo.

Los intelectuales tienen mucho poder para mover a la gente y la mayoría de ellos están callados, ¿por qué? Felipe González hizo mucho bien, del que todavía se alimenta el señor Aznar sin mentar la fuente, pero también hizo mal y hasta que los socialistas no asumamos nuestras culpabilidades no podremos renovarnos. Los jóvenes con la misma visión del mundo que la mía son ahora apolíticos, ecologistas, solidarios de los de verdad y prefieren no votar para no tener que avergonzarse después. Me gustaría saber por qué nos dan la espalda y prefieren arreglar el mundo por su cuenta, tarea muy encomiable. Pero intuyo que tiene que ver con la globalización de la soberbia y el escaso reparto de humanidad.- Alicia Luna. Madrid.

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