_
_
_
_

García Montero traza su historia íntima de la poesía española En 'El sexto día' se recorre la construcción del yo a lo largo de las distintas épocas

Luis García Montero (Granada, 1958) ha escogido una perspectiva inusual para elaborar su "historia íntima de la poesía española". En El sexto día (Debate) propone seguir el itinerario de la construcción del yo a lo largo de nuestra cultura y a través de la historia de la lírica. La obra de Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, Quevedo, Meléndez Valdés, Espronceda, Bécquer, Machado y Cernuda ofrece la clave de esta evolución.

En El sexto día. Historia íntima de la poesía española, García Montero se distancia del ojo convencional del historiador frente a la literatura del pasado. En su doble vertiente de poeta y profesor de literatura ha querido adoptar una tercera posición, cara a cara con el pasado, casi desde dentro. "Es una posición de frontera entre el lector apasionado y el historiador, que además nos permite comprender los mecanismos literarios", afirma. "El escritor habla de su época y encierra en sus poemas una serie de valores y de sentimientos. Se puede tener la mirada objetivadora del historiador, que intenta no proyectar sus valores y entender al poeta en su tiempo; y también la mirada del lector, viendo cuáles son sus expectativas y la mirada que pone cuando se apropia de los clásicos. Yo he querido analizar esta doble mirada en mi libro".Pero el mar de fondo de este ensayo es otro. "El tema del libro es la fábrica del yo, la construcción de la intimidad", explica. "Por eso se llama El sexto día, porque es el día que, en el Génesis, se señala como el de la creación del ser humano. Creo que la poesía participa en la fábrica del yo a través de las distintas épocas de la historia. El yo no es algo estable que cae de las nubes, sino que pertenece a una educación sentimental determinada, es un proyecto abierto, en perpetuo movimiento, que nos permite indagar en nuestras raíces para buscar la propia emancipación".

García Montero empieza esta historia con Gonzalo de Berceo y su concepto de un yo disuelto dentro de una sociedad fatalista como la medieval. "Era la cultura del feudalismo, que era una cultura sacralizada, donde el individuo se concebía a si mismo como siervo. Lo que me interesa es ir analizando cómo los poemas nos hablan de la manera que tienen los individuos de entenderse a sí mismos. Y en la Edad Media es el yo de un siervo, que no se define de acuerdo a su propia dignidad y a su propia moral, sino de acuerdo a sus relaciones con una voluntad superior, de un señor, una voluntad sobrenatural. En ese sentido, es un momento cultural muy distinto al que después inaugura Garcilaso en el humanismo, cuando reivindica la libertad y el mérito del ser humano, y la definición de la moral de acuerdo con sus propios deseos".

"Lo que yo he querido señalar, para demostrar que la poesía no es un capricho, ni ganas de decir cosas bonitas que no tienen nada que ver con la realidad, es que la poesía nos cuenta el itinerario de esa subjetividad y cómo se han ido formando los sentimientos en la historia. Que la historia no son sólo las batallas, los acontecimientos políticos, sino también la manera que tenemos de amarnos, de pensar en las relaciones entre el hombre y la mujer, de sufrir, de soñar, de mentir".

La unidad moral

Este autor ve el actual como un momento difícil para el yo poético. "La poesía está ahora ocupando una tarea muy necesaria, que es la reivindicación del individuo como unidad moral", dice. "Nosotros creemos que el neoliberalismo tiene como consecuencia la ruptura y desvinculación de los espacios públicos o la generación del individualismo posesivo, y todo eso es cierto, pero para llegar a eso lo primero que hace el neoliberalismo es liquidar, en el espacio de lo privado, el individuo como unidad moral y lo disuelve en datos de audiencias o en espacios colectivos, que facilitan la manipulación a través de las modas. En alguna medida casi estamos volviendo a ese yo disuelto en colectividad del servilismo feudal de Gonzalo de Berceo".

"Para luchar contra eso hay que reivindicar el individuo como unidad moral. Y esto lo hace la poesía cuando reivindica la singularidad, la mirada del yo sobre la realidad. Y lo hace además de una manera solidaria porque el conocimiento, en poesía, es inseparable del diálogo con el lector".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_