La Declaración de Barcelona garantiza que no hará frentismo contra el Partido Popular
Convergència i Unió (CiU) no oyó ayer reproches de sus socios de la Declaración de Barcelona para llevar a buen puerto su acercamiento al Partido Popular. Xabier Arzalluz (PNV), Pere Esteve (CDC), Josep Antoni Duran Lleida (UDC) y Xosé Manuel Beiras (BNG) expresaron sus distintos planteamientos nacionalistas y sobre el PP, aunque manifestaron su respeto a las políticas que cada partido practique. No habrá frentismo contra el PP, certificaron los nacionalistas. Y eso allana el camino a un posible acuerdo entre CiU y el PP.
Los dirigentes de CDC, UDC, PNV y BNG analizaron la nueva situación política nacida tras la mayoría absoluta del PP y llegaron a una conclusión: no habrá frentismo contra el Gobierno de Madrid, aseguraron con distinto grado de énfasis los nacionalistas. Mientras vascos y gallegos ven en el PP una vocación de "ejercer de mayoría absoluta de forma totalizante", según expresión utilizada por Arzalluz y Beiras, Duran Lleida y Pere Esteve subrayaron su política de acuerdo con el Partido Popular. De hecho, al tiempo que estaban sentados en la mesa con PNV y BNG, el consejero de Economía del Gobierno catalán, Artur Mas, negociaba con el PP la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para el año 2000. "No somos un frente contra nadie. Ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro", subrayó Duran. Esteve, por su parte, negó que la postura de CiU fuera más suave, desde el punto de vista de los planteamientos nacionalistas, que la de los vascos y gallegos, y que la "coincidencia era clara en el fondo". Una visión muy distinta a la de los vascos. El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, había emplazado anteayer a CiU a abandonar su "nacionalismo light".Contra Aznar
Arzalluz y Beiras, en la misma línea que Anasagasti, tuvieron duras palabras para Aznar, mientras ninguna crítica salió de los labios de los representantes de CiU. El líder del Bloque afirmó que no se sentía ninguneado por Aznar , puesto que "el que no es nadie no puede ningunear a nadie", mientras el presidente del PNV lamentaba que el PP no hubiera convocado a su partido.
El único acuerdo al que se llegó ayer en la cumbre fue el de reunir el próximo mes de abril a los 50 diputados, senadores y eurodiputados electos de las tres formaciones para expresar de forma gráfica la fuerza de los nacionalistas. No obstante, todos los asistentes a la reunión de ayer quisieron expresar sus buenos propósitos y aseguraron que responderán "como un solo hombre" si se sienten agredidos por decisiones que afecten a aspectos esenciales para los nacionalistas. Pero, como dijo Duran, "cada fuerza debe administrar su presencia en la política española". Y esa administración, en el caso de CiU, requiere buscar un acuerdo con el PP. El propio Arzalluz , en declaraciones a Catalunya Ràdio, se mostró comprensivo con este acercamiento. Cataluña necesita revisar su modelo de financiación y eso lleva, según el presidente de la ejecutiva del PNV, a buscar esa política de acercamiento.
De hecho la reunión de ayer consagró ese libre albedrío político que CiU -especialmente CDC- ha defendido en las últimas reuniones de la Declaración de Barcelona. Creada en 1998 bajo el impulso de Pere Esteve, la versión catalana de la Declaración de Barcelona se ha debatido entre los pactos que Convergència i Unió ha mantenido en Madrid y la defensa de firmes principios nacionalistas. En la pasada legislatura CiU se vio obligada a plegar velas y a no secundar iniciativas de corte nacionalista que hacían rechinar los acuerdos con el Partido Popular.
Dentro de CiU, el sector moderado de CDC y Unió siempre se habían mostrado reticentes a que la Declaración de Barcelona pusiera el nacionalismo catalán a remolque del vasco. No obstante, desde la reunión de Santiago de Compostela, a finales de 1998, CiU ha conseguido imponer su pragmatismo en la plataforma.
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